Desde que en el año 2011 comenzaran las protestas populares contra el régimen bareiní, este ha incrementado el uso de la coacción y la práctica de torturas contra activistas de derechos humanos u opositores políticos.
Por primera vez un informe es dedicado a las torturas sexuales. La intención del informe es también animar a las víctimas a que hablen.
Pocas lo hacen, pero sus testimonios son escalofriantes. Estos activistas en exilio tampoco se libraron de las amenazas de índole sexual.
La tortura de carácter sexual es un arma de doble filo que se convierte en una tortura sicológica y física. Documentarla no es fácil cuando Bahréin no permite la entrada de investigadores.
A pesar de las denuncias de organizaciones y organismos internacionales, las autoridades bareiníes continúan utilizando los abusos psicológica o físicos como arma para disuadir a aquellos que exigen el respeto a los derechos humanos.
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