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Intrigantes ritos funerarios en Catal Hüyük

(09/04/22 - Arqueología)-.Los habitantes de la ciudad más antigua del mundo, Çatal Hüyük, al sur de la península de Anatolia, realizaban unos rituales funerarios misteriosos y sorprendentes: algunos esqueletos eran exhumados al cabo de los años y sus huesos eran pintados y enterrados de nuevo varias veces, en ocasiones enterraban algunos cadáveres dentro de las propias viviendas. En las paredes de las casas en los que han aparecido estos restos humanos tintados también se han encontrado rastros de pinturas murales que parecen de alguna manera asociadas a los enterramientos.

El estudio de centenares de esqueletos de nueve milenios de antigüedad enterrados en Çatal Hüyük, la ciudad más antigua del mundo, ha revelado que algunos de ellos fueron pintados, exhumados y enterrados varias veces incluso dentro de las propias viviendas, lo que indicaría la práctica de unos misteriosos ritos funerarios.

Esta práctica mortuoria de pintar los cadáveres y exhumar sus huesos al cabo de un tiempo para hacerlos circular dentro de la comunidad estaba reservada a una parte pequeña de los integrantes de la comunidad. Así lo revela un estudio publicado en la revista Scientific Reportsdel pasado marzo, dirigido por científicos de la Universidad de Berna. Este artículo presenta "el primer análisis combinado de pruebas funerarias y arquitectónicas del uso de pigmentos en el Neolítico de Anatolia", según sus autores, y que esos rituales, de más de 9.000 años de antigüedad se llevaron a cabo de forma continuada en el tiempo.

De los 567 esqueletos enterrados tanto en tumbas primarias como secundarias (en las que se depositan los huesos tras el proceso de descomposición de las partes blandas del cuerpo en una tumba primaria) se hallaron evidencias de pigmentos en uno de cada diez (62), ya sea directamente sobre los huesos o en el entorno del enterramiento. En todos los esqueletos con rastros directos de pigmento, este es de color rojo, elaborado a base de óxido de hierro o de cinabrio, presente en el cráneo de 14 individuos.

En cambio, los pigmentos asociados a los enterramientos, es decir, los objetos con los que fue enterrado el fallecido, fueron, además de rojo, azul o verde y en la mayoría de los casos, según concluye el estudio, estaban asociados a individuos de sexo femenino. El tinte directamente aplicado al esqueleto habría sido aplicado más en hombres y en individuos adultos que en jóvenes y mujeres. Y sobre todo los huesos pintados se hallaron asociados a enterramientos primarios (33 de 36 esqueletos directamente tinzados).

Cronológicamente, los autores del artículo destacan que "las proporciones de los depósitos secundarios y terciarios aumentan" a lo largo del tiempo, lo que evidenciaría que los restos humanos de ciertos individuos "especiales" habrían sido exhumados y tratados post mortem tiempo después de su fallecimiento para ser enterrados en otro lugar. Inversamente, los porcentajes de individuos con pigmentos disminuyen según avanza el tiempo y pasan de casi el 40% del periodo temprano a cero al final de la ocupación.

El colorante de las pinturas de los edificios en los que se halló alguno de estos enterramientos estaba compuesto también por capas rojas monocromáticas. Aunque esta práctica se practicó a lo largo de todas las etapas de ocupación, al igual que en el caso de la pintura ósea, se observa una mayor presencia de muros pintados en las etapas temprana y media de la ocupación de Çatal Hüyük, que en los niveles correspondientes al periodo tardío, lo que evidenciaría que la práctica si no se abandonó con el tiempo si que se convirtió en más anecdótica.

¿Individuos "coronados"?

Los autores del estudio han visto algunos patrones en estas prácticas funerarias que evidenciarían la práctica de algún tipo de ritual y la diferenciación de individuos en cuanto a su importancia dentro del grupo. Así, el uso de pigmentos parece no haber estado influenciada por el sexo o la edad del difunto. La elección "parece estar asociada con aspectos de la identidad social del difunto", apuntan. El estudio apunta que la presencia de cinabrio en el cráneo "puede sugerir la presencia de una diadema que también podría haber sido usada durante la vida".

Los estudios de parentesco no han podido mostrar hasta ahora ninguna relación genética entre los individuos con rastros de cinabrio y entre los individuos enterrados en las mismas estructuras, lo que podría sugerir, según los científicos, que en Çatal Hüyük el estatus más que heredarse, se adquiría.

Los resultados del estudio, revelan, según sus autores, una correlación entre el uso de pigmentos en contextos funerarios y arquitectónicos, una práctica habitual en Oriente Próximo y en Anatolia durante el Neolítico. Para los científicos, en el futuro, sería útil un análisis comparado entre yacimientos contemporáneos para permitir comparaciones.

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