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"Estuvo siempre presente y siempre lo estará"

(16/09/19 - DD HH, Madres de Plaza de Mayo)-."Hace un ratito nomás nos dejó la dulce, increíble y única Elsa Fanti de Manzotti", reza el comunicado de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. "Nadie va a ser como ella", la recordaron sus compañeras. Falleció este domingo a los 91 años. Su hijo y nuera fueron secuestrados y desaparecidos por la dictadura cívico-militar.

En un comunicado la Asociación Madres de Plaza de Mayo informó la noticia de la partida de Elsa Fanti. "Hace un ratito nomás nos dejó la dulce, increíble y única Elsa Fanti de Manzotti. Desde hace un tiempo que estaba enfermita pero igual vino a la Plaza hasta hace muy poco. Y si no venía, era de lo único que se acordaba: que era jueves y había que ir a la Plaza", señalaron al recordar a la Madre fallecida.

"Fue todo muy normal hasta 1977… Mi hijo Daniel estudiaba Agronomía y le faltaba poco para recibirse, mi nuera trabajaba y estaba haciendo el ingreso a Psicología; se conocieron en Haedo, primero hicieron pareja y después se casaron. Cuando se los llevaron el 24 de agosto, tenían 23 Daniel y 21 María del Carmen, los dos trabajaban mucho y tenían una nena, Ana, de un año y medio, y el 15 de agosto del ’77, nueve días antes del secuestro, había nacido Ernesto". Las palabras pertenecen a Elsa Fanti de Manzotti, al rememorar –en una entrevista con Página12 — la desaparición de parte de su familia, lo que la llevó a la militancia en la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Elsa falleció este domingo a los 91 años.

Elsa vivía en Haedo junto a su marido, Onelio Manzotti, con quien tuvo dos hijos, Alicia y Daniel. El hijo varón vivía junto a su esposa, María del Carmen, en lo de los padres de ella. El día que los secuestraron, el 24 de agosto de 1977, se llevaron también al papá de ella y allanaron la casa de los Manzotti. Al padre de María del Carmen lo liberaron tres días más tarde y a Elsa y su marido, poco después. 

“Ese 24 de agosto empezó mi lucha", recordó años más tarde Elsa y agregó que "cada una que llegaba a la plaza tenía una angustia muy grande, parecida a la que siento ahora recordando todo lo que estoy recordando. La pregunta que te hacían cuando una llegaba era ‘¿qué te falta?’‘ y yo dije: ‘me faltan mi hijo y mi nuera’, y a una se le saltan las lágrimas, siempre en aquel momento llorábamos y entonces la compañera te decía que en la plaza no se llora y que se viene a trabajar".



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