La organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) en un informe titulado ‘Miseria forzada: el trato degradante de niños y adultos migrantes en el norte de Francia’, documenta los métodos “abusivos” utilizados por las autoridades francesas para evitar el surgimiento de otro importante asentamiento de migrantes en Calais, cinco años después del desmantelamiento de este gran campamento conocido como “La Jungla”, que albergaba hasta 10.000 personas.
En un comunicado publicado este jueves, HRW ha resaltado que la Policía francesa está creando miseria para los migrantes en Calais criticando “operaciones repetidas de desalojo masivo, acoso policial casi diario y restricciones en la provisión y acceso a asistencia humanitaria”.
“Someter a la gente al acoso y la humillación diarios nunca es justificable (...) Si el objetivo es disuadir a los migrantes de que se reúnan en el norte de Francia, estas políticas son un fracaso manifiesto y provocan grandes daños”, ha afirmado la directora de HRW para Francia, Benédicte Jeannerod, en un comunicado.
De forma regular, los agentes obligan a desalojar los campamentos y confiscan o inutilizan las tiendas de campaña o chabolas construidas y los sacos de dormir, sin proporcionar a los habitantes una solución de habitación alternativa, como exige la ley.
De acuerdo con el reporte, la Policía francesa sometió a la mayoría de los campamentos de Calais a estas operaciones de desalojo de rutina cada dos días en 2020 y la primera mitad de 2021, mientras que en Grande-Synthe, estos desalojos tenían lugar una o dos veces por semana.
Estas prácticas dejan a niños y adultos constantemente en alerta y enfocados en su supervivencia diaria, de manera que “muchos están demacrados, privados de sueño” y en “un estado de agotamiento físico y mental”, ha criticado HRW.
Las autoridades francesas “necesitan un nuevo enfoque para ayudar a las personas, no acosarlas y abusarlas repetidamente”, se dice la nota.
Según la ONG, tras el desmantelamiento de “La Jungla”, unos 2000 inmigrantes, de ellos unos 300 menores, siguen en la región, en zonas boscosas, parques o bajo puentes de autopistas.
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