La revista The Intercept reveló el jueves que la inteligencia estadounidense estuvo secretamente involucrada en el desastroso bombardeo ‘por error’ llevado a cabo en enero de 2017 por el Ejército nigeriano contra un campamento de desplazados internos en Rann, cerca de las fronteras de Camerún y Chad, que provocó la muerte de más de 160 civiles, incluidos nueve trabajadores humanitarios y muchos niños.
Según un informe de la Ley de Libertad de Información obtenida por The Intercept, un avión de vigilancia voló en círculos sobre el campamento que albergaba a 43 000 personas víctimas de la guerra y estaba controlado por el Ejército nigeriano, antes de que llegara un avión de combate y bombardeara el área donde la gente sacaba agua de un pozo, dijeron sobrevivientes del ataque. Luego, la aeronave dio vueltas y lanzó otra bomba sobre las tiendas de campaña de los civiles desplazados que se refugiaban allí.
Según el informe ya desclasificado, el ataque fue un ejemplo de “operaciones estadounidenses-nigerianas” porque se llevó a cabo gracias a una información de inteligencia proporcionada por el país norteamericano, y formaba parte de una supuesta campaña de contrainsurgencia de larga duración contra el grupo terrorista Boko Haram.
En un comunicado un día después del ataque, la Fuerza Aérea de Nigeria lamentó haber realizado el ataque aéreo y explicó que “la ubicación no se reflejaba en el mapa operativo como una base humanitaria”. “Por lo tanto, apareció como un lugar que podría usarse igualmente para actividades enemigas”, afirmó entonces el mayor general John Enenche, director de información de defensa del país africano.
El brutal ataque generó condenas a nivel nacional e internacional. Organizaciones y activistas de derechos humanos de Nigeria cuestionaron cómo los militares podían ignorar el campamento, porque las carpas eran visibles desde el aire, según imágenes satelitales.
Aunque el Comando de África de Estados Unidos (AFRICOM) rechazó cualquier implicación en el ataque, dijo que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) o las fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. pueden llevar a cabo programas secretos y de bajo perfil en el continente africano bajo sus propias cadenas de mando.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) lamentó en 2021 que no se haya realizado una investigación independiente al respecto. Según el informe, solo el AFRICOM ordenó a realización de una pesquisa sobre el incidente, sin que publicara los resultados.
“Las víctimas civiles y el público estadounidense y nigeriano merecen respuestas sobre cualquier papel de Estados Unidos en este ataque devastador”, dijo Annie Shiel, asesora principal para Estados Unidos en el Centro para Civiles en Conflicto, y pidió a Washington que aclare si ha dado pasos necesarios para prevenir similares daños civiles por la ayuda militar que ofrece a Nigeria.
“Es de vital importancia que EE.UU. reconozca y tenga en cuenta el daño civil causado en operaciones asociadas”, dijo a The Intercept Brian Finucane, asesor principal de la ONG International Crisis Group y exasesor legal del Departamento de Estado.
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