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Dos testigos contaron sobre la ''fuerte persecución'' que sufrieron los seguidores de Angelelli

(20/05/23 - Lesa Humanidad)-.Dos testigos declararon hoy frente al Tribunal Oral Federal (TOF) de La Rioja, en lo que fue la cuarta audiencia por el juicio de lesa humanidad que se sigue en esa provincia por el crimen de Wenceslao Pedernera, y dieron cuenta de la fuerte persecución que sufrieron los miembros de la pastoral de monseñor Enrique Angelelli durante el terrorismo de estado.

El tribunal conformado por José Camilo Quiroga Uriburu, Mario Martínez, Juan Carlos Raynaga escuchó hoy el testimonio del exconcejal de la ciudad riojana de Chilecito y militante de la Juventud Peronista, Domingo Bordón.

Y también recibió la declaración de María Inés Frasca, quien relató lo que le contó su esposo, Luis Augusto Martínez y su familia política sobre quienes integraban la pastoral de Angelelli, según informó en un comunicado la Diócesis de La Rioja, querellante en la causa.

"Chilecito estaba copado por los gendarmes. Wenceslao (Pedernera) fue el tercero de cuatro personas que fueron asesinadas. Era un plan (represivo) que incluyó también la condena a presos políticos, desapariciones forzadas, torturas y amenazas", dijo en su declaración Bordón en referencia a las acciones de terrorismo de Estados dirigidas por los agente de la última dictadura contra el obispado de La Rioja.

Los asesinatos de Angelelli, de los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, junto con el dirigente campesino Pedernera fueron parte de ese plan represivo, según detalló el testigo.

Bordón que en noviembre de 1975, con 22 años, quedó detenido y permaneció en condición de "preso político" hasta la navidad de 1981, cuando recuperó la libertad.

"Nunca me dijeron por qué me encarcelaron, ni me hicieron juicio o acusación. Estuve en el Instituto de Rehabilitación Social (IRS) y luego en (el penal) de Sierra Chica (en la provincia de Buenos Aires)", repasó.

El declarante especificó que permaneció en el IRS hasta mayo de 1976, y narró que "al principio" no padeció torturas, pero indicó que todo cambió cuando el gendarme Eduardo Abelardo Britos asumió el mando de esa cárcel.

Britos, es el único acusado en esta causa por ser autor intelectual del asesinato de Pedernera cuando se desempeñaba como jefe del Escuadrón 24 de Gendarmería con sede en Chilecito.

Además se le imputan delitos cometidos en perjuicio de presos políticos que estuvieron detenidos en la provincia de La Rioja durante la última dictadura cívico militar.

Bordón relató que desde la llegada de Britos "comenzaron las torturas y las amenazas para declarar".

"Había un galpón que lo llamaban Luna Park (porque ahí todos pegaban) y nos llevaban a la noche y nos torturaban de diferentes modos. Sin razones. En algunas sesiones de tortura reconocí la voz de Britos", rememoró.

El testigo también sostuvo que en esa dependencia habían muchos detenidos, entre ellos varias mujeres y que "de noche se escuchaban los gritos de dolor" que proferían las víctimas de las torturas que se aplicaban en ese lugar.

"Britos se paseaba por los pabellones soberbio y amenazante, nos trataba mal para que sus subalternos aprendieran", sostuvo.

Luego, el ex militante contó que cuando salió y volvió a Chilecito, un sacerdote de apellido Meca le mostró una carta anónima en la cual se revelaba que "varios gendarmes habían tenido un altercado entre ellos por la muerte de Wenceslao" y que en medio de la discusión Britos le disparó en el pie a un efectivo llamado Santucho.

"Meca fue el primero que, en los años '90, invitó a la gente a contar lo que sabían de Wenceslao, su vida y su asesinato", valoró Bordón ante los jueces del Tribunal.

Asimismo, declaró que el ejército dejó a cargo de la Gendarmería el manejo de la cárcel y afirmó que "Chilecito estaba copado" por efectivos de esa fuerza de seguridad.

En tanto, la testigo Frasca contó que cuando le avisaron que balearon a Wenceslao frente a su familia en la puerta de su casa, "fue al hospital y no pudo verlo".

Su suegro, que era un médico respetado en Chilecito, comentaba que "las hijitas (de Wenceslao) estaban detenidas en una habitación pequeña" en el mismo Hospital en el que se encontraba malherido Pedernera tras ser acribillado en la puerta de su casa por un grupo de tareas.

"Como se estaba construyendo la casa parroquial, los sacerdotes dormían en diferentes casas de familia, estaban atemorizados porque los perseguían. Mi esposo contaba que a la noche ponían tarros en las escaleras por si venían de la policía o gendarmería a llevarse a los curas", relató Frasca.

Sobre el recuerdo de la figura de Pedernera, la testigo resaltó que siempre escuchó que "Wenceslao era una persona de gran corazón, que ayudaba a todos, tenía una militancia dentro de la Iglesia con el compromiso de ayudar al más necesitado".

La próxima audiencia se llevará a cabo el viernes 2 de junio a las 9 en donde atestiguarán Raúl Illanes y el sacerdote Miguel La Civita.

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