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herramientas de hace 100.000 años que revelan cómo cazaban los primeros humanos en la Península Ibérica

(16/06/25 - Arqueología)-.La zona de La Mancha es clave para entender cómo vivieron los humanos durante la Prehistoria, especialmente en el área del río Guadiana. Y es que en la región se han encontrado muchos instrumentos de piedra (sobre todo de cuarzo), que muestran cómo se adaptaban los grupos humanos para sobrevivir y cazar. El hallazgo en una cueva de Albalá (Ciudad Real) ofrece una de las pruebas más antiguas de la actividad humana en el interior de la península ibérica: herramientas líticas de para caza y procesamiento de alimentos.

En el corazón de la provincia de Ciudad Real la Cueva de los Toriles de Carrizosa ha sido el escenario de un importante descubrimiento prehistórico que revela que los humanos del Paleolítico Medio ya disponían de tecnología para obtener carne y manipular plantas. Las conclusiones del estudio, realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, se detallan en la revista Journal of Arqueological Science. Este yacimiento contribuye a reducir la brecha en la investigación paleolítica en el interior del centro-sur de la Península Ibérica, alzándose la provincia de Zaragoza como un enclave estratégico para la investigación prehistórica.

Ahora, la Cueva de los Toriles, en Ciudad Real, a pesar de haber sido alterada en épocas más recientes, representa un yacimiento excepcional porque ha conservado bastante bien muchas herramientas. Allí, el equipo de arqueólogos ha encontrado un arsenal de herramientas de piedra que se remontan al Pleistoceno Medio y que servían para manipular carne y vegetales, lo que sugiere que los grupos humanos de la época ya poseían un conocimiento avanzado de su entorno y una organización social compleja.

En esta cueva se han encontrado herramientas de distintos periodos, desde bifaces prehistóricos hasta cuchillas agrícolas de tiempos históricos, lo que muestra una ocupación humana continua durante miles de años. Esta cueva es el único sitio conocido en la zona con estratos bien conservados del Paleolítico Medio y se han hallado tanto herramientas tipo achelense como musteriense, y restos de animales, algo muy raro en yacimientos de esta región. Gracias a técnicas de datación con uranio/torio, se sabe que la cueva estuvo ocupada entre hace 180.000 y 28.000 años.

Las recientes identificaciones pasan por una variedad de utensilios de piedra, como lascas, raspadores y núcleos, que indican un uso especializado para la obtención de carne y la manipulación de recursos vegetales de los primeros pobladores de Ciudad Real.

Según los investigadores a cargo del estudio, la arqueóloga Sara Díaz Pérez y el paleoantropólogo Daniel García Martínez, la relevancia de los hallazgos radica en que permiten entender cómo estos primeros pobladores de la región se adaptaron a su entorno y emplearon herramientas para asegurar su supervivencia. “Nuestros antepasados ya contaban con habilidades complejas para garantizar su supervivencia en un entorno cambiante”, afirman los investigadores.

La Cueva de los Toriles queda confirmada como un auténtico tesoro arqueológico, una ventana fascinante al pasado que aporta nuevos datos sobre la evolución humana. Pero no solo esto. Aparte de confirmar la presencia de humanos al final del Neolítico, también hay evidencia de ocupaciones posteriores durante la época romana y la Edad Media, lo que indica que la cueva fue usada como refugio durante miles de años.

La importancia científica de este descubrimiento tiene una sombra larga y sólida, ya que ayuda a rellenar un vacío histórico y geográfico que demuestra que el centro-sur de la Península Ibérica también fue importante en la evolución humana y ofrece un escenario muy interesante para estudiar cómo vivían, cazaban y se adaptaban los humanos en el interior de la península ibérica durante el Pleistoceno.

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