Es que la alianza neoliberal conservadora en el gobierno ha terminado, a fuerza de repeticiones, por creer sus propias mentiras y el repudio popular que se ha manifestado en los últimos años en las calles se comienza cristalizar de manera contundente en las urnas.
Es que a fuerza de recrear una y ora vez el peor de los infiernos para los argentinos, las mentiras construidas con su gigante oligopolio mediático; sus ejércitos de trolls a sueldo de todes les argentines y sus bandas de coacheadores fueron dándose de cara contra la triste realidad de heladeras vacías y tarifas impagables que han dado por resultado los servicios cortados y, en el mejor de los casos, miles de familias sin servicios o 'colgadas'.
Así las cosas, la derecha argentina, en una alianza a priori antinatural con el radicalismo (si pensamos que la conducciçon de la fuerza creada por Leandro Alem e Hipólito Yrigoyen aún guarda en su seno una pizca de contenido popular), que por primera vez en la historia del país ha logrado llegar al gobierno sin fraude o golpe de estado se encuentra dando las hurras y a punto de ser eyectada del poder por una marea popular de votos dispuesta a ponerla en su lugar de minoría al servicio del capital.
Es que ocho derrotas al hilo, entre ellas en la receptiva (a votar contra el peronismo) Santa fe y la muy adepta (le otorgo los votos necesarios para el triunfo, junto a la abstención de los sectores trotskistas) Córdoba y todas por un margen que no ha permitido a sus esbirros mediáticos y su legión de analistas esbozar ni siquiera una explicación mejor que "el gobernador que nos ha derrotado se lleva bien con el gobierno" o se trata de "una victoria del peronismo federal" y por ende alinean todos los votos en el haber del candidato del 'peronismo blanco' que puedan inventar, como Randazzo en el 2017, para restarle votos al kirchnerismo.
Lo cierto es que Neuquén, Río Negro; Entre Ríos; Santa Fe y Córdoba dan cuenta de verdaderos desastres electorales que ni siquiera el fenomenal blindaje mediático que posee han permitido al gobierno ocultar que se desplaza cuesta abajo como en un tobogán aceitado y su destino cada vez menos disimulable es la derrota estrepitosa en octubre, las bancas de la oposición y presumiblemente muchos, pero muchos tribunales para dar cuenta de sus cientos de acciones reñidas con el derecho.
Mientras tanto los mercados, sus supuestos aliados le han dado la espalda; los industriales, que apoyaron con millones su campaña manifiestan que cuando vivíamos mal estábamos mejor; Los trabajadores que los votaron para obtener un cambio con alegría hoy los insultan desde las listas de desocupados o desde los inmensos contingentes de pobres e indigentes creados por el gobierno de la 'Pobreza Cero' y hasta la clase media comienza a darse cuenta que de nada sirve poder comprar dólares libremente para ahorrar, si no se tiene dinero que ahorrar y la inmensa farsa creada por asesores y mentirosos seriales se desmorona como un castillo de naipes al que un inoportuno desubicado estornudo cerca.
Esta es la difícil coyuntura actual, en la cual el gobierno está afrontando una fenomenal crisis y a cargo de un grupo de personas que, cuando menos parece no estar preparada para hacerse cargo de los desaguisados que creo y la oposición buscando sostenerlo para que llegue hasta el fin de su mandato y permita el normal desarrollo del proceso democrático.
En eso estamos y esa es la apuesta de la inmensa mayoría de los algo más de uarenta y cuatro millones de argentinos.
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