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La memoria se reencontró en el Bauen para celebrar la rebeldía

(17/06/19 - Memoria, Verdad y Justicia)-.A veinte años del inicio de la experiencia en 1999, de recomponer la historia de lo que luego sería el libro “Nosotras, presas políticas”, decenas de mujeres presas políticas que estuvieron en cárceles de distintos puntos del país entre 1974 y 1983 se reencontraron en el Hotel Bauen. El evento se desarrolló entre una emotiva marea de abrazos y reencuentros. 

"La nuestra es una experiencia única en nuestro país: el momento histórico, la cantidad de mujeres detenidas por razones políticas y concentradas en un mismo penal y su resistencia, desde ese lugar, al plan de destrucción social imperante. Situación que, ojalá, no vuelva a repetirse. Aun así queremos transmitir sobre todo los valores que emergen de esa experiencia, que no tienen tiempo ni lugar, que pueden aplicarse y vivirse en cualquier circunstancia por más dura que ésta sea, y que permiten que, de todos modos, sea posible vivir con alegría".

No fue un evento más, ni tuvo la formalidad de “un simple acto recordatorio”. 

“A ver si nos sentamos que ya está el almuerzo” se escuchaba desde el micrófono, pero ellas no obedecían, y seguían de pie entre saludos, reencuentros y abrazos. 

Lo mismo había ocurrido minutos atrás cuando se estaba por proyectar un video que las homenajeaba. Entre sus sonrisas y abrazos el ambiente era festivo. De manera dispersa algunas de ellas en un rincón cantaban. Otras, en otra parte, minutos después se tomaban de las manos y bailaban. O se sacaban fotos grupales en las que los puños en alto se mezclaban con los dedos en “v”. 

“No van a hacer caso” decía la voz de una de ellas desde el micrófono… al parecer esos años de reclusión, de oscuridad, de horror, no habrían logrado el objetivo: ellas no obedecen.

En aquellos años les prohibieron la gimnasia, pero hicieron igual, y armaron cursos de historia, economía, inglés. Les habían prohibido los libros, pero escribían donde podían. Escribían cartas que eran un contacto con la libertad.

“Algunos debieron abandonar el país, otros fueron secuestrados y sumaron sus nombres a la lista de desaparecidos. A nosotras nos encarcelaron”, cuenta el prólogo del libro “nosotras, presas políticas” editado en 2006 y reeditado en 2012 en el que ellas cuentan su historia.

Entre la simbología que les mantenía vivos aquellos sueños de una Latinoamerica libre, sin explotación ni desigualdades, pero que también las mantenía vivas como mujeres. Las luchas de aquellos años se unieron a las de hoy: muchas de ellas tenían el pañuelo verde envolviendo sus cuellos o muñecas.

“Corríamos, a veces con suecos, corríamos para encontrarnos, para tener más tiempo para luchar por un mundo más justo, para tener más tiempo para encontrarnos, y también para hacer el amor” cuenta una compañera desde el micrófono, después de lograr que, al menos algunas de ellas y solo por un rato, se sienten.

Luego, tomaron el micrófono dos integrantes de la cooperativa del Bauen quienes manifestaron el honor por estar alojando este evento. Recordaron que ese hotel había sido construido durante la dictadura y que era un símbolo de la connivencia de sectores empresarios con el gobierno, y que en aquellos años el stablishment se reunía en ese lugar, y que luego de ser recuperado por sus trabajadores se convirtió en exactamente lo opuesto.  Al finalizar recibieron un fuerte aplauso mientras se escuchaba la entonación de “olè olè ole olè Bauen, Bauen” cantando por ellas: las “desobedientes”

Luego llegó el almuerzo, algunas se fueron sentando… pero la calma no se mantuvo por mucho. Permanentemente la emoción de un encuentro, la sucesión de sonrisas y de abrazos emotivos que se sucedieron uno tras otro revolucionaba el orden permanentemente, como expresando desde la alegría esa revolución por la que todavía siguen luchando.

Por Ramiro Giganti, ANRed
Fotografía: Lidia Barán

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