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Conozca la Cultura Manteña de Ecuador

(09/08/20 - Culturas Precolombinas)-.Cuando los españoles llegaron a las costas de Ecuador, en el siglo XVI, se encontraron con una compleja sociedad: la cultura manteña. Recientes excavaciones en la costa de Ecuador han revelado un conjunto de terrazas artificiales y una gran estructura ceremonial.

Corría el 26 de septiembre de 1526, cuando el barco comandado por Bartolomé Ruiz, el piloto más experimentado de la primera flota de Francisco Pizarro encontró, frente a la costa del Cabo Pasado (Ecuador), una balsa en la que navegaban dieciocho personas con quienes entabló rápidamente contacto. 

Era la primera buena noticia que los conquistadores recibían desde su salida de Panamá en noviembre de 1524. Atrás había quedado la pérdida de parte del contingente por el hambre, las enfermedades y la larga marcha, así como los intentos de desembarco en las costas colombianas y el norte de las del actual Ecuador. En ellos, tanto Pizarro como Almagro, estuvieron a punto de morir dejándose en el camino varias heridas de lanza el primero y uno de sus ojos el segundo.

Las mercancías que llevaban los navegantes impresionaron a los españoles, no solo por la presencia de metales preciosos, sino por el amplio conjunto de productos entre los que destacaban dos: mantas de lana y algodón, y especialmente, conchas marinas, denominadas por las sociedades andinas como Spondylus o mullu. 

Estas personas les informaron de que provenían de una ciudad llamada Salangone (Salango, Ecuador), y que en su territorio había muchas más ciudades y con similares riquezas.

¿Pero quiénes eran estos marineros de una embarcación hecha de cañas tan gruesas como postes? Formaban parte de una cultura, la Manteña, que convirtió al mullu en un elemento de su riqueza y desarrollo a través de un activo comercio que promovieron desde el centro de la actual Costa Ecuatoriana. 

La concha Spondylus objeto de su riqueza, contó con un profundo componente ritual desde el origen de las primeras sociedades prehispánicas, convirtiéndose en uno de los productos de intercambio empleado por las élites andinas a lo largo de toda la costa pacífica americana, llegando su comercio hasta California. El estado manteño se extendía por las actuales provincias de Manabí y Guayas (Ecuador) y estuvo formado por un conjunto de núcleos urbanos de los que todavía tenemos una imagen parcial.

La Cultura Manteña
El estudio de la cultura manteña ha permanecido en un segundo plano frente al estudio de otras sociedades prehispánicas andinas. La primera aproximación científica amplia se produjo a principios del siglo XX, cuando el profesor de la Universidad de Columbia H. Saville desembarcó en la costa ecuatoriana con el fin de obtener piezas arqueológicas para los museos estadounidenses. 

Allí descubrió uno de los asentamientos centrales de esta cultura: Cerro de Hojas-Jaboncillo, junto a un importante conjunto de sillas monumentales en piedra. La importancia del hallazgo hizo que el New York Times publicara en septiembre de 1907 una noticia sobre la aparición de "una nueva civilización" en un artículo titulado "A unknown race found in the tropics" (descubren una raza desconocida en los trópicos), que supuso el primer conocimiento internacional de esta cultura.

Su nombre procede de su ubicación en un área donde las primeras fuentes coloniales españolas señalan la notable presencia de peces-manta. Durante el siglo XV, su relación con el Imperio inca fue muy compleja, aunque mantuvieron gran parte de su independencia como resultado del control de la producción del Spondylus. 

Los conquistadores españoles quedaron pronto asombrados por la organización y complejidad de los asentamientos que observaron en la actual costa ecuatoriana entre 1526 y 1530: "Tienen los pueblos muy bien traçados de sus calles, tienen muchos géneros de hortalizas y tienen mucha horden y justicia entre sy; y es gente de mucha polizia".

En las décadas de 1950 y 1960, los arqueólogos ecuatorianos J. Jijón y E. Estrada identificaron esta cultura a lo largo del área central de la costa, localizando diversos yacimientos y profundizando en la idea de la existencia de un Estado conformado a partir de varias ciudades, bajo la denominación de la "Liga de Mercaderes".

Mapa de la cultura manteña

El proyecto arqueológico
Desde el año 2018, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Alcalá, dirigido por Lauro Olmo-Enciso y Manuel Castro-Priego, en el marco del proyecto Perduraciones, continuidad y ruptura. Nuevas realidades de desigualdad en la costa ecuatoriana central (siglos XVI-XVII), trabaja conjuntamente con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador (INPC) en el análisis de los cambios sociales y materiales que implicó en el área central de la costa ecuatoriana la conquista europea durante los siglos XVI y XVII, al mismo tiempo que se caracteriza el período final de la cultura Manteña (siglos XII-XV). El proyecto está financiado por el Ministerio de Cultura de España, en su programa de Excavaciones en el Exterior y por la Fundación Palarq.

La primera fase del proyecto se inició entre 2015 y 2016. En esos momentos, un equipo liderado por los arqueólogos Manuel Castro-Priego y Marcos Octavio Labrada Ochoa y financiado por instituciones ecuatorianas (Proyecto Prometeo e INPC) elaboró diversas actuaciones de revalorización del Patrimonio Cultural en el sector costero central de Ecuador. 

La primera giró en torno a la recuperación de la arquitectura tradicional en bambú, y la segunda propuesta, en torno a la continuidad de técnicas de producción alfareras prehispánicas con permanencia en la actualidad.El foco de la investigación incidió en la necesidad de establecer una relación entre la cultura material prehispánica y la generada durante el período colonial. 

Parte de este mestizaje se observaba también en torno a las tradiciones pesqueras, lo que impulsó al equipo a realizar una primera prospección del extenso yacimiento manteño de Ligüiki, de 200 hectáreas, que permanecía parcialmente inédito. Su extensión, la complejidad de las estructuras vinculadas a la pesca y la documentación de una fase manteña tardía permitieron perfilar el proyecto.

La ciudad de Ligüiki

Los resultados de las excavaciones han sido sorprendentes. Durante la campaña de 2018 se hizo una amplia prospección arqueológica del área costera situada entre Ligüiki y el sur de la actual ciudad de Manta, que permitió documentar un enorme complejo pesquero que se extiende por la línea de la costa, algo más de seis kilómetros, y que permitía un sofisticado sistema de pesca pasiva. Las estructuras descubiertas, llamadas "corrales marinos" por la población, conforman terrazas marinas artificiales de forma semicircular, en las que se explotaron diversas especies piscícolas posiblemente desde el período prehispánico. 

Los corrales están realizados con grandes lajas de piedra ostionera, colocadas de manera atizonada, que permiten la entrada paulatina del agua y la arena. Aunque poco frecuentes, se ha observado la división interior de los corrales mediante muros o pequeñas estructuras, que se conocen como "corralillos chicos" o "atajos". Su función es doble. Por un lado, favorecer la acumulación de peces en su interior y orientar el proceso de salida del agua, además de desorientar a los animales que, mediante este recurso, tiene más difícil su búsqueda de un escape.

En el caso de los corrales de Ligüiki se ha observado que las estructuras presentan en el extremo de sus vértices superiores una abertura, lo que permite pensar que había un espacio de cierre, que posiblemente se llevara a cabo mediante vegetación o, tal vez, fragmentos de cuero. En el caso por ejemplo de los conocidos corrales de Rota (en Cádiz, España) la obstrucción de la salida de agua se realizaba con un entramado de restos de viñas (aunque en la actualidad se emplea una plancha de metal). 

La existencia de esta abertura se observa también en otros corrales de Ligüiki, lo que indica su uso como trampa y elemento de control hídrico. En la actualidad, algunos de ellos siguen siendo empleados por la población local, tanto para el marisqueo como para la pesca del pulpo. Este tipo de pesquerías se ha observado en otras zonas del planeta como, por ejemplo, en la península ibérica, en los conocidos corrales marinos de Chipiona y Rota, o en Chiloé (Chile), siempre vinculadas a la pesca de especies como la lubina, el marisqueo y los túnidos.

Un gran edificio ceremonial
Las excavaciones iniciadas en 2019 en el área central del yacimiento de Ligüiki se han concentrado en la identificación una gran "tola" o edificio sobreelevado, a modo de zigurat, con una cronología manteña tardía (siglo XV), que está ofreciendo nuevos datos sobre la estructura social que encontraron los españoles. El conjunto arquitectónico, del que todavía no se conoce su planta completa, tiene unas dimensiones de, al menos 500 metros cuadrados y se accedía a él través de una rampa. 

Se levantaba sobre un área inmediata urbanizada, en la que también se ha localizado una necrópolis. Las dataciones por radiocarbono obtenidas en distintos puntos del yacimiento señalan la superposición de la ocupación desde al menos el 350 d.C. hasta el siglo XVI d.C. La excavación está permitiendo también subrayar a través de los importantes restos de animales y materiales vinculados a la pesca que se han recuperados (anclas de piedra, anzuelos, pesas de red), la importancia del mar en la sociedad manteña.

El proyecto también está excavando en el complejo del Cerro de Hojas Jaboncillo con una cronología de ocupación, al menos, de entre el siglo X y XVI d. C. Se trata de un gran conjunto habitacional y ceremonial de unas dimensiones superiores incluso a los grandes conjuntos monumentales andinos (3.500 hectáreas) organizado a través de un sistema de terrazas pensadas para aprovechar al máximo los recursos hídricos y también el cultivo y regadío de amplias zonas. Junto a las conocidas sillas manteñas, se ha recuperado asimismo un importante conjunto escultórico y figurativo. 

Aunque la interpretación general del lugar señala que se encontraba abandonado en el momento en el que se produce la llegada de los primeros grupos de europeos, el registro arqueológico y las propias características del yacimiento demuestran al menos la continuidad de una parte del complejo. Durante la campaña del año 2018, los trabajos de prospección y Teledetección con Tecnología LIDAR permitieron detectar amplios conjuntos del yacimiento que se encontraban ocultos bajo el bosque húmedo tropical.

El estudio de los complejos manteños se complementa con la investigación del Centro Histórico de la ciudad Portoviejo. Las excavaciones realizadas a principios de este siglo detectaron los primeros indicios de un núcleo de ocupación española conformado a partir de 1535. El análisis de los materiales recuperados, entre los que se encuentran producciones cerámicas hechas a torno en Panamá, permiten observar la interacción entre la sociedad manteña y el modelo de ocupación del territorio costero ecuatoriano por los españoles. En los próximos dos años, el proyecto plantea expandirse a áreas concretas de la cordillera andina ecuatoriana.


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