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Ánforas, una necrópolis y la casa de un espía, los últimos descubrimientos en las excavaciones de la isla del fraile

(25/11/21 - Arqueología)-.Desde 2020, un proyecto pionero de investigación arqueológica se afana por desvelar los secretos de la isla del Fraile, la emblemática isla de la costa de Águilas, en Murcia. Los primeros resultados han aportado nueva luz sobre algunas de las etapas históricas más desconocidas de la región: romanos, árabes e incluso un agente de la Primera Guerra Mundial habitaron este estratégico rincón del Mediterráneo.

la localidad murciana de Águilas atesora algunas de las calas más hermosas del Sudeste de la península Ibérica. En torno a las cristalinas aguas de la bahía del Hornillo, situada al este de la población, se concentra además un rico patrimonio presidido por un farallón monumental: la isla del Fraile. La existencia de restos arqueológicos en este lugar era conocida desde el siglo XVIII, pero solo había suscitado algunos intentos de excavación en la década de 1970. Intentos que, sin embargo, no tuvieron continuidad.

Gracias al respaldo institucional del Ayuntamiento de Águilas, hace dos años se inició un nuevo proyecto de investigación interdisciplinar liderado por el profesor Alejandro Quevedo, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Juan de Dios Hernández García, director del Museo Arqueológico de Águilas, que ha contado asimismo con el apoyo del auxiliar en Arqueología Ricardo Muñoz Yesares. Ahora, tras meses de trabajo, el proyecto da a conocer sus primeros avances sobre el pasado de la zona.

Salsa de pescado centenario

Cuando los trabajos comenzaron, nada hacía presagiar las sorpresas que ocultaban varias toneladas de tierra de la parte baja de la isla. Una de las más impactantes hasta la fecha ha sido el descubrimiento de un almacén romano de hace más de 1.500 años. La habitación, con muros de hasta casi cuatro metros de altura, albergaba un magnífico conjunto de ánforas. De forma excepcional, algunas conservaban en su interior parte del contenido original: garum, la famosa salsa de pescado romana. Desde la arcilla con la que estaban fabricadas hasta las espinas de pescado que contenían, todo ha sido objeto de un riguroso análisis científico. Los pequeños huesos y las escamas están siendo estudiados en colaboración con especialistas franceses en ictiofauna para comprender cómo se elaboraba este popular producto. Un trabajo recientemente publicado en el marco del proyecto ha demostrado que en la Águilas de los siglos IV y V d.C. ya se comercializaban salsas hechas con sardinas, pero también con especies como la chucla, un pescado con escaso valor comercial hoy en día.

Las ánforas descubiertas en el almacén romano conservaban en su interior parte del contenido original: garum, la famosa salsa de pescado romana.

Por su parte, el estudio de la cerámica ha revelado que una parte de las ánforas procedía de Túnez, la antigua provincia romana del África proconsular, mientras que otras eran de producción local. De hecho, se ha identificado un nuevo tipo, que ha sido bautizado como Fraile 1 en honor al yacimiento donde se halló. Este descubrimiento, junto al de una enorme pileta de salazones de cuatro metros de longitud, confirma que la isla era un importante centro económico vinculado a la explotación de los recursos del mar.

Una necrópolis y un espía

Al ampliar la intervención en un sector adyacente, se documentaron de forma inesperada diversos enterramientos. La posición lateral de los cuerpos, la ausencia de ajuar funerario y su orientación hacia el este, en dirección a La Meca, hicieron pronto sospechar que se trataba de una necrópolis islámica. Por el momento es posible fecharla entre los siglos XII y XIII d.C., un período que apenas cuenta con paralelos en el litoral. El estudio pormenorizado de los restos de estos individuos, actualmente en curso, intentará determinar las enfermedades que padecieron, sus posibles relaciones de parentesco e incluso aspectos sobre su dieta.

El estudio pormenorizado de los restos de los individuos hallados en la necrópolis islámica, actualmente en curso, intentará determinar las enfermedades que padecieron, sus posibles relaciones de parentesco e incluso aspectos sobre su dieta.

Junto a las evidencias romanas y medievales se alzan algunas construcciones de principios del siglo XX y una cantera de tierra de una tonalidad violeta que recibe el nombre de láguena. Se trata de una arcilla pizarrosa utilizada tradicionalmente para impermeabilizar los tejados de las casas, que en la zona toman el nombre de "terraos". Estas fases contemporáneas forman parte del importante pasado industrial de la isla, y su estudio y puesta en valor suscita el mismo interés que el de las etapas más antiguas, que se remontan hasta los s. II-I a.C. En una de estas casas vivió Hugh Pakenham Borthwick, conocido popularmente como "Don Hugo", un aristócrata escocés que trabajó como agente secreto del gobierno británico durante la Primera Guerra Mundial. Algunas noticias que han llegado hasta nuestros días relatan cómo Pakenham quemaba su correspondencia después de leerla y dormía con un arma bajo la almohada. Desde su posición en la isla espiaba los cargamentos de mineral que se llevaban a cabo en el cercano embarcadero del Hornillo, uno de los mejores ejemplos de arquitectura industrial británica en España y actualmente objeto de una completa restauración.

Bajo las aguas

El estudio del entorno de la isla se ha revelado fundamental para comprender sus diversas fases históricas. En 2021, en colaboración con el Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (IBEAM), se ha desarrollado una campaña de prospección subacuática dirigida por Javier Rodríguez Pandozi y Enrique Aragón Núñez, este último de la Universidad de Flinders, en Australia.

En 2021, en colaboración con el Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (IBEAM), se ha desarrollado una campaña de prospección subacuática dirigida por Javier Rodríguez Pandozi y Enrique Aragón Núñez.

Los trabajos, que han contado con la participación del prestigioso fotógrafo submarino Jordi Chías, están permitiendo trazar un mapa de los materiales sumergidos en la bahía del Hornillo con la intención de identificar posibles pecios y zonas utilizadas como fondeadero. Entre los hallazgos más singulares de la campaña cabe destacar el asa de bronce de una jarra romana decorada con un sátiro y un caballo alado, actualmente en proceso de restauración.

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