Además, dos manifestantes resultaron heridos durante los disturbios, que además se saldaron con seis detenidos.
El embalse es parte de un proyecto de 16 estanques que se utilizarán para el riego de las tierras agrícolas. Cientos de agricultores detrás del proyecto afirman que los embalses les permitirán extraer un 70% menos de agua subterránea en el verano. Los residentes locales y los activistas, por otro lado, temen que los agricultores puedan apropiarse del agua en el área afectada por la sequía.
Los violentos enfrentamientos comenzaron cuando unos miles de manifestantes, divididos en tres grandes grupos, se enfrentaron directamente contra los 1500 gendarmes desplegados para proteger el lugar.
Los manifestantes enmascarados y armados con piedras rodearon a la policía con la intención de abordar el recinto en el que está prevista la construcción del embalse. La policía, tras los primeros enfrentamientos, respondió con gases lacrimógenos.
La manifestación fue convocada por el colectivo “Bassines Non Merci”. Los opositores denuncian las “megacuencas” reservadas a las grandes fincas de cereales orientadas a la exportación y defienden la implementación de otras medidas para compartir y preservar mejor el agua basada en la agroecología, como el cambio de cultivos o el retorno a los pastizales.
Por su parte, el ministro francés de Interior, Gérald Darmanin, afirmó que no se trataba de una manifestación pacífica, sino de una concentración muy violenta. “Espero que todas las fuerzas políticas republicanas condenen esta violencia”, tuiteó al respecto.
En una entrevista con radio local France Inter, el ministro de Transición Ecológica, Christophe Béchu, subrayó a su vez que el “proyecto no tiene consecuencias negativas para las capas freáticas”.
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