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Numancia, el enigma de la ciudad ibera que resistió a los romanos

(03/10/22 - Arqueología)-.En 1853, el ingeniero de caminos Eduardo Saavedra excavó el cerro de La Muela, en el término municipal de Garray, en la provincia de Soria, y demostró que Numancia se levantó allí.

Corre el verano del año 133 a.C. Sucios, vestidos con harapos, malolientes y con una mirada en la que conviven el odio, el agotamiento y los remordimientos por haber devorado a sus muertos, los numantinos entregan la ciudad al general romano Publio Cornelio Escipión. Así describe la escena Apiano, que toma la información de Polibio, amigo de Escipión y testigo del acto final de una guerra que había estallado veinte años atrás. De quienes se han entregado, el general llevará unos 50 a Roma para que participen en su desfile triunfal y los demás serán esclavizados. Los cadáveres de aquellos que han preferido darse muerte antes que rendirse han quedado en Numancia, que es arrasada, del mismo modo que el mismo Escipión hizo con Cartago trece años antes.

El solar de la ciudad destruida, que se levantaba en el cerro hoy conocido como La Muela, en el término municipal de Garray (Soria), acogerá una nueva ciudad romana en tiempos de Augusto, el primer emperador. En el siglo III d.C., esta Numancia romana entrará en decadencia y mucho tiempo después, en el siglo VII, el Anónimo de Ravena (una descripción del mundo) facilita la última mención conocida de la ciudad, que dejará de existir para la historia hasta que, mil doscientos años más tarde, la piqueta de los arqueólogos la saque a la luz.

Tras la invasión musulmana se pierde la localización de Numancia. No sólo eso: la ciudad será ubicada en Zamora. El error se debe a una cita de la Historia contra los paganos, de Paulo Orosio, malinterpretada desde el siglo X, que habla de Numancia en la "Hispania Citerior, situada no lejos de los vacceos y cántabros en la frontera con Gallaecia" (V, 7). La confusión radica en que Orosio menciona una provincia (la Citerior) existente en el momento de la destrucción de Numancia y otra (Gallaecia) vigente en su época, entre los siglos IV y V d.C.

Se enmienda el error

Los reyes astur leoneses, señores de Zamora, favorecieron esta prestigiosa identificación, hasta el punto de crear un obispado Numantino en el siglo X. La ubicación zamorana de Numancia se consolidó con el correr del tiempo: en el epitafio grabado en el sarcófago de Sancho II de Castilla (enterrado en el monasterio burgalés de San Salvador de Oña) se decía que "murió junto a Numancia de la lanzada que le dio el asesino Bellido Dolfos, a persuasión de su hermana doña Urraca, en el cerco que puso a Zamora en el año 1073". En el siglo XIV, el obispo Lucas de Tuy afirmaría en su Chronicon mundi que fueron los godos quienes cambiaron el nombre de Numancia por Zamora.

Mientras tanto, la verdadera Numancia quedó incluida en los dominios de Navarra. En el cerro que se llamó Garrahe (y de otras formas similares) eran visibles los restos de la antigua ciudad, ya que en el acta de 1016 por la que se fijaron los límites entre Castillay Navarra aquéllos se establecían en el lugar de Garrahe, caracterizado como antiqua civitate deserta. Allí fundó Alfonso VI de León y Castilla el pueblo de Garray, en 1076.

La identificación de la población de Garray como Numancia es obra de los humanistas del Renacimiento. Nebrija fue el primero que la situó correctamente: "Numancia no es Zamora, como dice el vulgo, sino Soria o la aldea de Garray en su territorio", señaló en el prefacio a las Décadas de los Reyes Católicos. Ya en el siglo XVIII, otros autores abundaron en la identificación soriana, como el canónigo e historiador Juan Loperráez, que levantó el primer plano del cerro de La Muela y sus ruinas. Apoyándose en sus trabajos y en la información del geógrafo griego Ptolomeo (cuya obra se desconocía en la Europa medieval), la Real Academia de la Historia confirmó oficialmente en 1799 la localización de Numancia en Garray.

La identificación de la población de Garray como Numancia es obra de los humanistas del Renacimiento. Nebrija fue el primero que la situó correctamente.

La demostración científica de la ubicación de Numancia se debe al ingeniero de caminos Eduardo Saavedra. En el año 1852, trabajando en la carretera de Soria a El Burgo de Osma, localizó el trazado de la vía romana que unía Caesaraugusta (Zaragoza) con Asturica Augusta (Astorga), y en 1853 dio con el tramo de esta calzada que unía Uxama Argaela (Osma) y Augustobriga (Muro de Ágreda).

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