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Río de Janeiro, un posible refugio para Bolsonaro en caso de derrota en el balotaje

(04/10/22 - Brasil, Opinión, Por Ariadna Dacil Lanza, enviada especial, Telam) Río de Janeiro, el tercer distrito electoral de Brasil, podría servir al presidente Jair Bolsonaro de refugio o plataforma para una posible campaña en 2026, en caso de una nueva derrota frente a su rival de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva en el balotaje del 30 de octubre, afirmaron analistas en diálogo con Télam, luego de la reelección del gobernador local bolsonarista y de que el oficialismo sumara aquí bancas para el Congreso.

El ex presidente Lula se impuso en la primera vuelta en Brasil por cinco puntos porcentuales sobre Bolsonaro, pero Río de Janeiro -que sigue a San Pablo y Mina Gerais, en cantidad de electores-, se mantuvo, aunque en menor medida, leal al presidente.

Este estado del sudeste brasileño supo ser el bastión del bolsonarismo, pero desde la elección de 2018 a la de ayer la adhesión al presidente mermó.

En la primera vuelta de aquella contienda, Bolsonaro obtuvo casi 60% de los votos válidos y en el balotaje, unas décimas debajo de 70%. Ayer mantuvo el primer lugar aunque solo con 51%.

Los votos a su espacio político, el Partido Liberal (PL), le alcanzaron igual para reelegir a su gobernador Claudio Castro y para nutrir las bancadas en el Congreso. De confirmarse la derrota de Bolsonaro en el balotaje, estos podrían los reductos en los que el ex capitán del Ejército se recluya.

De todos modos, analistas definen a Castro como un “pragmático” que podría dialogar con el gobierno federal, cualquiera sea el ocupante del Palacio del Planalto.

“Castro seguramente será pragmático, incluso porque los gobiernos estaduales en Brasil son muy dependientes del gobierno federal; o sea, si Lula vuelve a ser presidente, va a abrir diálogo con todo los gobernadores”, dijo a Télam Rafael Rezende, doctor en sociología por la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

“Es muy probable que Castro no sea una persona que vaya a hacer una oposición abierta a Lula, ni a Bolsonaro, sino que empezará un diálogo”, agregó.

En esa línea, el politólogo Mauricio Santoro, docente de la UERJ, señaló a esta agencia que el apoyo de Castro a Bolsonaro “es mucho más oportunista que ideológico y por eso no es considerado un aliado de confianza” en el círculo del presidente.

También estimó que de ganar Lula “va a llegar a un acuerdo con él muy rápidamente y no estará atado a una agenda ideológica específica” sino que dependerá de los recursos que el gobierno federal decida erogar a la administración regional, que atraviesa una “crisis fiscal” desde hace algunos años.

“Cada cierto tiempo, el Gobierno de Río tenía que negociar con el Gobierno nacional los términos de pago de su deuda, y por eso es muy dependiente del Gobierno federal”, coincidió Rezende.

Además, los especialistas hablaron de una crisis de institucionalidad en Río, ya que cinco gobernadores en la última década terminaron presos o con proceso de juicio político, incluido el anterior Wilson Witzel.

Esa crisis pesa también sobre el gobierno de Castro porque, en su intento de reelección, sumó a Washington Reis (del Movimiento Democrático Brasileño, MDB, de centro) como candidato a vice pero debió reemplazarlo luego de que el Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) lo condenara por delito ambiental, entre otros cargos.

A su vez, Castro podría no concluir su mandato en caso de que prosperen las investigaciones que tiene en su contra. “Él ya es objeto de una investigación por 30.000 personas que cobraban y no trabajaban en el estado, no son pocos”, dijo Rezende.

Esto debilitaría una previsión clara para Bolsonaro, quien, en cualquier caso, podría buscar reclinarse en Río para tomar fuerzas para 2026.

“Podría ser un reducto porque también es la ciudad donde están políticamente sus hijos, excepto uno, y además en Río la dimensión social del bolsonarismo es muy fuerte, por eso no es casualidad que haya sido el centro de su acto del 7 de septiembre (día en que Brasil celebró el bicentenario de su independencia), es porque acá es muy, muy fuerte”, afirmó el sociólogo, becario de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

El experto aclaró que no se trata solamente del “bolsonarismo como expresión electoral” sino también como “expresión social”.

Adicionalmente, los especialistas señalaron una reducción del apoyo al presidente en su mismo distrito electoral en el que ayer depositó su voto.

“Cayó el apoyo aquí y en todas las partes, hubo personas que fueron electores de Bolsonaro, que están avergonzados, y hay también gente pobre que siente la crisis económica y por eso volvió a votar el Lula”, dijo Rezende.

“Bolsonaro muestra que sigue muy fuerte en todos los sectores sociales, incluso porque Río de Janeiro es un Estado muy evangélico y él tiene mucho apoyo entre los evangélicos de la camada más pobres de la sociedad”, añadió.

Santoro remarcó que en las elecciones locales, “la derecha tiene más fuerza que la izquierda” y diagnosticó una “crisis muy profunda de confianza en las instituciones”.

Eso le permitió ganar no solo el Poder Ejecutivo del estado Río de Janeiro sino también reelegir al exfutbolista Romário (PL) en su banca en el Senado federal y 11 en Diputados.

El primer diputado de Bolsonaro en Río, el general y ex ministro de Salud Eduardo Pazuello, quedó en segundo lugar.

“Fue el ministro de la Salud de Bolsonaro, la figura más importante de Bolsonaro en el combate a pandemia, es un general que es un personaje muy polémico y ganó con más de 200.000 votos en Río de Janeiro”, describió Rezende.

Con la victoria de Romario de Souza Faria, desde enero los tres senadores por Río de Janeiro serán “del campo político de Bolsonaro y de su partido”. Es un indicio más de las resistencias que encontraría Lula, en caso de ganar el 30 de octubre, en el Congreso.

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