El ministro de Economía, Sergio Massa, viajará este domingo a Shanghai en compañía del presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y la inesperada presencia del diputado Máximo Kirchner. Participarán el martes y miércoles de la octava reunión anual del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, según sus siglas en inglés), la entidad de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Massa pretende que el NDB, que preside la brasileña Dilma Rousseff, otorgue garantías al banco central de Brasil para que comiencen a usarse reales en el comercio entre el socio mayor del Mercosur y la Argentina, de modo de ahorrar los escasos dólares que Pesce tiene a mano.
El ministro busca, además, que el banco central de China amplíe el cupo de libre disponibilidad del swap (canje de monedas) de US$ 20.000 millones. Desde este año se empezaron a usar 5.000 millones para operar en yuanes en lugar de dólares en el intercambio comercial entre el gigante asiático y la Argentina. La idea es duplicar esa cifra, de modo de que todas las importaciones chinas se abonen en moneda de ese país.
El coqueteo de Massa con Beijing no se contrapone a sus relaciones estrechas con Washington. El ministro planea viajar a mediados de junio a Estados Unidos para convencer al principal socio del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que se modifique el actual acuerdo. Primero, para que el país no entre en un impago del crédito récord que el organismo le dio al gobierno de Mauricio Macri. Segundo, para conseguir adelantos de giros, de modo de usar parte de ellos en la defensa del peso y el pago de importaciones. Claro que, a cambio, el FMI pedirá políticas de más ajuste.
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