(08/08/19 - DD HH)-.Falleció este sábado en Luján, Rosa Palazzo, una enorme luchadora por los Derechos Humanos. Durante décadas llevó en alto su pañuelo de Madre de Plaza de Mayo y se convirtió, conjuntamente con su compañera Ana Aguirre, en un emblema local de una lucha destinada a reclamar verdad y justicia ante los crímenes cometidos durante la dictadura cívico-militar.
Rosa nació en General Alvear, centro de la provincia de Buenos Aires. Única hija de un esquilador de la zona. Contrajo matrimonio con Luis Estanislao Palazzo:
En 1976, la vida de Rosa cambió para siempre, cuando un grupo de tareas secuestró y desapareció a su hijo Ricardo Luis “Palito” Palazzo, militante de la Juventud Peronista. Como otras madres en todo el país, Rosa salió con coraje a la escena pública, en una búsqueda individual que pronto se transformó en colectiva.
Su nexo para incorporarse a la causa colectiva fue Chela Mignone: “Ella me contó que se iba a empezar a usar un pañuelo blanco en la cabeza con el nombre de cada desaparecido”.
Sueño incumplido
Rosa siempre tuvo un sueño: “Saber qué pasó con Palito. Casi ninguna sabe qué pasó con sus hijos. Y ese es mi sueño. La muerte tiene un rito, un velatorio, la posibilidad de ir a ponerle flores en el cementerio. Hay una explicación. Con Ricardo no tengo eso. Tengo una mochila encima de la que no me puedo reponer”.
“Ser Madre de Plaza de Mayo es una militancia. Y como tal, requiere muchas cosas. No aceptamos reivindicaciones económicas, usamos el pañuelo, nunca consideramos a nuestros hijos como muertos. Pero no fuimos dos. Nelly (Dorronzoro) sin ser Madre, era una de nosotras”, indicó en referencia al movimiento lujanense de Derechos Humanos, del cual Rosa fue una protagonista central.
Un emblema¡
En marzo de 1984, quedó conformada en Luján la Comisión Multisectorial para la Defensa de los Derechos Humanos, presidida por Rosa. El espacio, que sumó también a jóvenes referentes de distintos partidos políticos, se proponía “garantizar la vida y libertad de cada ciudadano, procurar el esclarecimiento de las distintas violaciones a los derechos humanos en esa ciudad, y lograr que los militares responsables del genocidio y crímenes de lesa humanidad sean juzgados como corresponde y ocurre con el resto de los argentinos”.
Familia Mignone
Durante la presentación de la Comisión, Rosa resaltó la figura articuladora de la familia Mignone, en cuya vivienda de la calle Alsina se iniciaron las primeras reuniones: “Comienza entonces nuestro deambular. Parecíamos fantasmas, movilizándonos de noche para estar a primera hora del día en el Ministerio del Interior, lugar donde nos encontrábamos con cientos de familiares de desaparecidos de todos los rincones del país”.
“Sin ninguna clase de respuesta, nos conducimos al Departamento Policial, y también al Palacio de Tribunales. Y nada. En estas circunstancias, aparece el Dr. Mignone, que ya había sufrido la desaparición de su hija, nos atiende y nos acerca a los primeros movimientos de defensa de los derechos humanos”.
De ahí en más, durante toda la década del 80, la Comisión centralizará distintas actividades locales, mayormente espacios de charlas y debates que contaron con la participación de diferentes personalidades del ámbito de los Derechos Humanos.
Rosa nació en General Alvear, centro de la provincia de Buenos Aires. Única hija de un esquilador de la zona. Contrajo matrimonio con Luis Estanislao Palazzo:
En 1976, la vida de Rosa cambió para siempre, cuando un grupo de tareas secuestró y desapareció a su hijo Ricardo Luis “Palito” Palazzo, militante de la Juventud Peronista. Como otras madres en todo el país, Rosa salió con coraje a la escena pública, en una búsqueda individual que pronto se transformó en colectiva.
Su nexo para incorporarse a la causa colectiva fue Chela Mignone: “Ella me contó que se iba a empezar a usar un pañuelo blanco en la cabeza con el nombre de cada desaparecido”.
Sueño incumplido
Rosa siempre tuvo un sueño: “Saber qué pasó con Palito. Casi ninguna sabe qué pasó con sus hijos. Y ese es mi sueño. La muerte tiene un rito, un velatorio, la posibilidad de ir a ponerle flores en el cementerio. Hay una explicación. Con Ricardo no tengo eso. Tengo una mochila encima de la que no me puedo reponer”.
“Ser Madre de Plaza de Mayo es una militancia. Y como tal, requiere muchas cosas. No aceptamos reivindicaciones económicas, usamos el pañuelo, nunca consideramos a nuestros hijos como muertos. Pero no fuimos dos. Nelly (Dorronzoro) sin ser Madre, era una de nosotras”, indicó en referencia al movimiento lujanense de Derechos Humanos, del cual Rosa fue una protagonista central.
Un emblema¡
En marzo de 1984, quedó conformada en Luján la Comisión Multisectorial para la Defensa de los Derechos Humanos, presidida por Rosa. El espacio, que sumó también a jóvenes referentes de distintos partidos políticos, se proponía “garantizar la vida y libertad de cada ciudadano, procurar el esclarecimiento de las distintas violaciones a los derechos humanos en esa ciudad, y lograr que los militares responsables del genocidio y crímenes de lesa humanidad sean juzgados como corresponde y ocurre con el resto de los argentinos”.
Familia Mignone
Durante la presentación de la Comisión, Rosa resaltó la figura articuladora de la familia Mignone, en cuya vivienda de la calle Alsina se iniciaron las primeras reuniones: “Comienza entonces nuestro deambular. Parecíamos fantasmas, movilizándonos de noche para estar a primera hora del día en el Ministerio del Interior, lugar donde nos encontrábamos con cientos de familiares de desaparecidos de todos los rincones del país”.
“Sin ninguna clase de respuesta, nos conducimos al Departamento Policial, y también al Palacio de Tribunales. Y nada. En estas circunstancias, aparece el Dr. Mignone, que ya había sufrido la desaparición de su hija, nos atiende y nos acerca a los primeros movimientos de defensa de los derechos humanos”.
De ahí en más, durante toda la década del 80, la Comisión centralizará distintas actividades locales, mayormente espacios de charlas y debates que contaron con la participación de diferentes personalidades del ámbito de los Derechos Humanos.
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