En su resolución, el juez Daniel Obligado y la jueza Adriana Palliotti sostuvieron que “las relaciones del interno con su familia deberán ser facilitadas y estimuladas”. Así, Donda puede salir de la cárcel dos veces al mes por una extensión de tres horas (comprendidas desde el momento de llegada a la casa familiar) para visitar a su esposa y su nieto, en Martínez, Provincia de Buenos Aires.
Su sobrina Victoria nació en cautiverio en la ESMA fue apropiada por otro genocida del centro clandestino: Juan Antonio Azic, también condenado por delitos de lesa humanidad.
El hermano de Adolfo, José María Laureano Donda y su compañera, María Hilda Pérez, embarazada de cinco meses cuando fue secuestrada, permanecieron en cautiverio en la ESMA y siguen desaparecidos. Militaban en Montoneros.
El único lugar para los genocidas es la cárcel común.
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