Fue la primera reunión de los dos líderes, que habían intercambiado correspondencia en 2018, cuando Lula estaba cumpliendo una prisión ilegal en Curitiba.
Según el politólogo brasileño Emir Sader, después de contactos indirectos, incluso mientras estaba preso, Lula fue finalmente recibido por el Papa, como resultado de una intermediación hecha por Alberto Fernández.
Éste ha relatado que cuando estuvo conversando con Francisco sobre el tema del lawfare apareció el caso típico de Lula, circunstancia que fue utilizada por el presidente argentino para mencionar la posibilidad de que el Papa recibiera al exmandatario brasileño, que fue inmediatamente aceptada y ha permitido la visita de hoy de Lula al Vaticano.
Lula viajó con su exministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, y con dos abogados de su equipo jurídico. La conversación se centró alrededor de los temas de la intolerancia, la desigualdad y el hambre. Cuando fue anunciada la visita, Lula dijo que iba a agradecer todo lo que el Papa hace en la defensa de los pueblos oprimidos y en la defensa de él mismo.
Fueron publicadas dos fotos, una del saludo que los dos se han dado, otro de la bendición del Papa con la mano sobre la cabeza de Lula. Los medios brasileños no han podido no difundir ampliamente el encuentro, frente al silencio incómodo del gobierno.
Después de reunirse con el Papa , el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva dijo en Roma que "la avaricia de los intereses comerciales y financieros" son responsables de revocar los logros de los trabajadores y el aumento de la desigualdad en el mundo. Lula denunció la "mala voluntad del gobierno" ante el problema ambiental e instó a los jóvenes a "luchar para garantizar su espacio y su futuro en el planeta Tierra".
"El mundo es cada vez más desigual y la mayoría de los trabajadores son va a perder derechos", dijo Lula. "Muchos de los logros que tuvimos en el siglo XX están siendo anulados por la avaricia de los intereses comerciales y financieros".
"Lo que sucedió es que el sistema financiero se fortaleció y la economía mundial se financió", dijo. "Hoy, el dinero se gana produciendo papel y vendiendo instalaciones, en lugar de hacer productos y crear empleos".
Lula devolvió el gesto al presentarle al pontífice una imagen de Bejá Kayapó, una indígena que sufrió las consecuencias del incendio del Amazonas.
El ex presidente dijo que estaba 'muy contento' por la reunión con el Papa.
"Si cada ser humano, cuando alcanza los 84 años de edad, tiene la fuerza, la disposición y la fuerza que tiene él para plantear temas que provoquen debates, podemos encontrar soluciones más fáciles".
Al final de la declaración a la prensa, Lula declaró: "Hay dos sectores que tienen que luchar: nosotros, que tenemos más de 70, jubilados y viejos , y jóvenes, que realmente tienen mucho por lo que luchar para garantizar su espacio y el tu futuro en el planeta Tierra".
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