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¿El impuesto a las megafortunas es un impuesto a la discapacidad? ¿Quiénes son estos discapacitados?

(01/05/20 - Opinión, *Por Hugo Delgado)-.En medio de una pandemia mundial que arrasa con miles de vidas el gobierno argentino busca gravar a los megamillonarios o milmillonarios y este pequeño puñado de seres hace lobby mediante sus empleados políticos para que esto no ocurra.

Ahora bien, ¿por qué motivo titulamos esta nota preguntándonos si se trata de un impuesto a la discapacidad?

se define la discapacidad como la carencia de determinadas capacidades y es muy claro que hay un pequeño grupete de argentinos que carecen de varias capacidades inherentes al ser humano, en este caso la empatía y la solidaridad.

Es que el impuesto que se pretende aplicar tomaría una minúscula parte de sus inmensas fortunas, tan inmensas que ni aplicándoseles mensual, semestral o anualmente sus bisnietos correrían riesgos de padecer algún tipo de carencia que hiciera peligrar la opulencia en que viven.

Son los seres más ricos del país y no quieren pagar el impuesto a las riquezas inmensas que poseen para que millones eviten el riesgo de morir.

Algunos cuyos nombres y apellidos están en las listas bien guardadas de la AFIP con las 12 o 13 mil familias más ricas de la Argentina a las que le deberá caer, más temprano que tarde, el justo impuesto sobre sus fabulosas fortunas, para recaudar más dinero para hacer frente a la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias.


Sus apellidos son conocidos, son los Rocca, los Braun, los Bulgheroni, los Pérez Companc y se suman a ellos los nombres de algunos recién llegados al Club de los Miserables como Coto, Magnetto, Eurnekian o los Macri.

Son apenas los más conocidos, pero si sumás las fortunas de todos ellos podrás darte cuenta de la cantidad de dinero de la que estamos hablando, sobre la que se aplicaría un impuesto del 1 o 1,25 por ciento para que el estado pueda seguir enfrentando el coronavirus.

Si sumamos a esos apellidos otros como Roemmers, Caputo, Galperín y Midlin llegaremos a la docena de las familias más ricas del país que se quedaron con buena parte de nuestra plata, en el caso de Midlin, por ejemplo, a través de los escandalosos aumentos de costo del servicio de energía eléctrica impulsado por Mauricio Macri; en el caso de Caputo, Rocca y Macri con fabulosos contratos en la obra pública, que en el caso de la familia presidencial incluye el salvaje negocio de los peajes (cobrar a los argentinos por circular por rutas a las que raramente se les realiza alguna mejora que no sea cosmética o la instalación de cabinas de cobro.

Ustedes, estimado lectores, pueden llegar sin mayores problemas a una rápida cuenta, el más pobre de esta docena de avaros miserables posee la friolera del dinero equivalente a un millón seiscientos noventa y cuatro mil ciento diecisiete salarios mínimo vital y móvil y fracción, siempre y cuando realicemos el cambio al valor oficial y sin tomar en cuenta que toda esa inmensa acumulación antinatural de capital seguirá dando intereses a lo largo del tiempo.

Por todo esto es que queda claro que estas personas carecen de algún tipo de defecto genético, una suerte de mutación que los vuelve inmunes a los sentimientos de empatía y solidaridad que todos tenemos y que lleva a quienes menos tienen a compartir lo poco que poseen con el resto de su sociedad.

*Director del diario Reporte Sur

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