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Justicia, esa noción inasible

(29/07/20 - Opinión, Por Fernando Esteche)-.El Juez Canicoba Corral, uno de los jueces de la servilleta de Corach, anunció su jubilación y retiro, y se despachó locuazmente ante el micrófono que lo enfrentara denunciando aprietes del macrismo.

Uno se espantaría si no supiera quién es este juez; pero, como exponente de las épocas de Corach-Anzorreguy para acá, no es un hombre que pueda asustarse por un “apriete”, está claro que hizo siempre lo que le convino…lo gravoso es que pretenda con esas denuncias lavar su rol de cómplice.

Ahora desprocesó al gobernador Kicillof en una causa en la que nunca debió haber siquiera estado imputado, aunque Clarín o La Nación lo presenten como “beneficiando al kirchnerismo”; no hizo más que ajustarse a lo posible. Procesó a Iguacel, a Dietrich (el ministro que andaba en bicicleta) y a Dujovne. Los procesó por el escandaloso caso donde Macri les ordenó acomodar las cosas de tal modo que les extendieran las concesiones de autopistas a sus empresas amigas hasta el 2030 y pudiera vender acciones propias de las mismas revaluadas de manera fraudulenta a una empresa amiga. Además de hacerle pagar al Estado Nacional deudas de improbable existencia por mejoras e inversiones inexistentes.

En ese contexto Arribas (aquel que fuera uno de los dueños de la empresa de seguridad de Torres Le Parc cuando se suicida Nisman, y que no pudo o no quiso proveer ninguna videograbación de movimientos en el edificio) y Majdalani, junto con su troupe de espías, están con eximición de prisión, libres; y esos dos que pusieron la AFI al servicio de una red de espionaje ilegal sobre presos políticos, dirigentes y periodistas, no tienen mayores consecuencias en su cotidianidad aun siendo tan público su accionar delincuencial mafioso.

En este caso también el primer juez interviniente, Villena, celebrado por algunos en su temor pánico de que la causa fuera a Comodoro Py (colonizada por el enemigo fatal de la democracia, el lawfare), se condujo como ahora Canicoba y quiso lavar su complicidad evidenciando delitos evidentes de la banda de los Súper Mario Bros a la que él mismo tributaba.

Por otra parte la Dra Servini de Cubría (otra de la servilleta y el infausto trencito de la felicidad de la Navidad del 95) tiene por probada (a partir de los incontables entrecruzamientos de llamadas de sus teléfonos) la relación de Macri con la llamada Mesa Judicial, es decir los operadores apretadores de jueces y fiscales en las causas de lawfare, en el caso de la intención de apropiación ilegal del grupo Indalo en cuya operación tuvieron presos a Cristóbal López y Fabián De Souza.
En la causa de encubrimiento del atentado a AMIA, hubo condenas, a pesar de las operaciones denunciadas por el propio Cimadevilla (a cargo de unidad fiscal AMIA).

Lo cierto es que ninguno de todos estos está preso; no hay doctrina Irurzún; no hay poder residual (sería una meta-burla hablar de poder residual cuando siguen manejando discrecionalmente el fuero federal); no hay cascos ni chalecos que hagan de bonetes y carteles medievales para el escarnio; no hay fotos en pijamas; no tendrán que ofrecer su edulcorada desnudez al pelotón de requisa penitenciario; no sabrán de tupper ni de frío. Eso creo.

¡El mundo es así! No hay que resignarse, pero no hay que confundirse. Hay cosas que definitivamente están muy mal y hay que cambiarlas radicalmente.
Mientras tantos la promocionada Reforma Judicial, reforma del aparato judicial, no pareciera que vaya a llevarse puestos a los jueces y fiscales del lawfare; sino más bien agilizará administrativamente el servicio judicial creando además nuevos nichos de superestructura, carguitos y demás. 

A eso vino Gustavo Béliz, a asegurarse de que el aparato judicial sea justamente eso, un dispositivo de poder del Poder. Los que se ilusionen con otra cosa yo lo lamento por su ingenuidad.

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