Indecoroso, vergonzoso, cobarde, huída, autoexilio, un asunto personal. Son algunas de las reacciones de los españoles a la repentina y sorpresiva salida de España del rey emérito Juan Carlos I, por un escándalo de corrupción.
En una carta, Juan Carlos explicó que decidía trasladarse fuera del país y distanciarse para no afectar el reinado de su hijo. Su paradero, sin embargo, sigue siendo un misterio. Tanto el Gobierno como la Casa del Rey han eludido revelar dónde se encuentra.
El exjefe de Estado, de 82 años, enfrenta investigaciones de la justicia de España y Suiza, pero no ha sido inculpado aún. Algunos partidos y movimientos de izquierda y antimonárquicos denuncian una “huída” indigna, incluso piden una república. Las críticas vienen incluso desde dentro del Gobierno.
Unidas Podemos, socio de Gobierno junto al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ha pedido que el rey Felipe VI comparezca ante el Congreso para explicar “la huída” del rey emérito al extranjero.
El presidente del Gobierno ha enfatizado que todo responsable público debe rendir cuentas de conducta. Aunque ha defendido la institución de la monarquía.
El Tribunal Supremo español aún debe admitir a trámite una querella contra Juan Carlos I sobre supuesta malversación. Tras su abdicación en 2014, al exmonarca se le retiró la inmunidad. La justicia suiza investiga el origen de 100 millones de dólares que habría recibido secretamente de Arabia Saudí en una cuenta en Suiza en 2008.
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