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El Cuento de la Buena Pípparo

(04/01/21 - La Plata, *Opinión)-.La legisladora provincial y funcionaria platense Carolina Pípparo, adalid de los reclamos de mano dura a los violadores de la Ley parece a punto de conseguir todo lo contrario a lo que predica.

Lo que ocurre, claro, es que la buena y rubia de Pípparo pide mano dura cuando se roba un alfajor o un celular ('robos de negros o pobres') pero nada dice de los delitos mucho más paquetes y de gente como uno, como es el caso de la evasión impositiva o el vaciamiento de empresas y mucho menos para quienes hagan o intenten hacer justicia por mano propia como ella y su marido este primero de enero.

En estos casos la justicia debe garantizar la impunidad de los responsables que dejarán, como ya declaró Pípparo, la decisión en manos de la justicia, una justicia clasista proclive a mirar para otro lado cuando se trata de delitos de poderosos y/o ricos.

Recuerdo el caso del hijo de Aliverti, crucificado por los medios e eçinmediatamente detenido ¿Por qué no se detuvo al esposo de Pípparo? solo por citar un ejemplo.

Pero no terminan aquí las 'irregularidades' cometidas a favor de la impunidad de la legisladora de Juntos por el Cambio y su esposo. 

Entre las inconsistencias aparece que, por ejemplo, Pípparo "sufrió el robo de su celular y llamó al 911 para denunciar el mismo" SIC y que luego sin querer atropellaron a una moto y ¿sin darse cuenta? la arrastraron cuatro cuadras.

Pípparo denunció que cuando se detuvieron en el retén policial los amigos de los pibes de la moto que atropellaron le golpearon el auto ¿y que pretendía Pípparo que está a favor de matar a los delincuentes? ¿que le convidaran pan dulce?

Otro detalle significativo radica en una omisión. Lo primero que se hace cuando un automovilista atropella a una persona es un examen de alcoholemia ¿lo recuerdan del caos del hijo de Aliverti, no? Bien, a los comparreligionarios de Pípparo se les olvidó hacérselo al consorte de la reina de la mano dura policial.

Y por supuesto, como si todo esto fuera poco, justito las cámaras del momento en que Pípparo  y su esposo: A) intentaron asesinar a los dos pibes que iban en una moto que creyeron (si es que realmente los robaron) o B) alcoholizados se llevaron puesta una moto y trataron de huir, con tan mala suerte que los pibes iban acompañados por un grupo de amigos en otras motos y los siguieron.

Cualquiera de estas hipótesis debiera haber terminado con el esposo de la legisladora y funcionaria de Juntos por el Cambio en prisión, sin embargo, se encuentra en su casa, feliz y contento a la espera que la justicia le pegue una reprimenda como la que recibía el personaje Borromeo de Juan carlos Calabro.

El lunes que viene, o el otro, o el otro, Pípparo, seguramente va a volver a ser convocada para hacer una apología del gatillo fácil, como ya hizo cuando defendió a Chocobar. Y lo va a hacer indignada, pero a la vez tranquila, sabiendo que las personas como ella nunca serán baleadas por la espalda por un policía con complejo de Rambo ni detenidas aunque se lleven puestos a dos pibes y arrastren su moto cuatrocientos metros.

*Por Hugo Delgado, Director de Reporte Sur

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