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La post pandemia está en disputa y no está dicha la última palabra

(18/01/21 - Opinión, Por Lido Iacomini*)-.La desnaturalización del sistema democrático El andamiaje institucional usado para sostener los sistemas políticos dependientes de los EEUU -es decir éstas democracias restringidas, que según momento y lugar son más formales que reales -está vigente desde el fin de la segunda guerra mundial. Sirvió para ir acompañando el ascenso de los Estados Unidos al podio de superpotencia unipolar, pero hace ya tiempo que viene sufriendo un proceso de desnaturalización y descomposición.

Sin duda los primeros en soportarlo fueron países periféricos (Paraguay y Honduras bastan como ejemplo) pero en los últimos tiempos las luces de alarma se encendieron al alcanzar a verdaderas potencias intermedias, como Brasil donde el golpe contra Dilma y el encarcelamiento de Lula, con la manipulación de los poderes Legislativo y Judicial (Lawfare mediante) significó un salto cualitativo en el uso perverso de las instituciones democráticas. El año pasado, el agravamiento de éste fenómeno con su arribo a Europa obligó a observar el fenómeno con mayor detenimiento. Si bien al estilo europeo, o si se quiere particularizado en países que se suponen la cuna de las instituciones democráticas, casi hubo un cuarto llamado sucesivo a elecciones en España, donde sus fuerzas políticas se mostraban incapaces de formar gobierno luego de las elecciones, situación que logró eludirse a último momento en un gesto audaz y meritorio de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, mientras casi en simultáneo en el Reino Unido inéditas maniobras en torno a las Cámaras parlamentarias conmovían la tradicional flema británica.

Pero antes de finalizar el 2020 arribó la frutilla del postre. Fue en vísperas de las elecciones del 3 de Noviembre en EEUU que nuestras miradas se detuvieron concentradas en los sucesos inéditos en la gran potencia del Norte. Sucesos que semejaban prolegómenos de una profunda crisis institucional en ciernes, cosa que efectivamente se confirmó apenas sucedido el comicio. No podían leerse de otra manera las declaraciones del entonces presidente Donald Trump, quien anticipó no estar dispuesto a reconocer el resultado que arrojaran las urnas si éstas le fueran desfavorables.

En simultáneo asistimos a la disputa por los nombramientos en su máximo tribunal de Justicia, que parecieron ser tan sólo una variante del uso del Lawfare en Latinoamérica, una sospechosa adaptación a escala norteamericana, pero en esencia una ratificación de que democracia y neoliberalismo, a ésta altura del desarrollo de la crisis, resultan crecientemente incompatibles. En el centro y en la periferia. Este sistema, democrático aún con todas sus limitaciones y triquiñuelas, se está mostrando incapaz de gestionar la crisis que ya no es sólo económica sino política.

La crisis entrelazada Ésta es una crisis múltiple, diversificada o de capas superpuestas. Crisis entrelazada la nominé en un artículo de Abril del 2020. Económica porque el neoliberalismo ha encontrado su techo, prisionero del monstruo híper financiero que el mismo creó, sin modelo alternativo o propuesta superadora a futuro dentro del marco capitalista, una crisis de los modelos productivos y de la naturaleza del trabajo humano provocada por un enorme avance científico técnico y la consiguiente híper comunicación, digitalización y robotización. El gigantesco desarrollo científico técnico ha provocado una formidable crecimiento de las fueras productivas que

chocan con el sistema capitalista que impide aprovecharlas en beneficio del bienestar de los pueblos, en la sensible disminución de las horas de trabajo que éstas permitirían, en la distribución equitativa de sus enormes beneficios y en una planificación y organización racional de la vida en el planeta. Por el contrario ha provocado una crisis ambiental al haber producido un cambio climático que pone en el límite las posibilidades de sobrevivencia de la vida planetaria. Una vuelta de tuerca sobre la vieja contradicción señalada por el marxismo, entre el desarrollo de las fuerzas productivas (hoy híper tecnologizadas) y las relaciones de producción (híper decrépitas). Al mismo tiempo vivimos una crisis de hegemonía del sistema capitalista tal como lo hemos conocido, bajo la batuta de los EEUU.

La emergencia china pareciera catalizar las contradicciones de la coyuntura pero la realidad de la disputa hegemónica chino norteamericana no debe impedirnos ver (en esa imagen famosa: el árbol que tapa el bosque) una realidad compleja que no se resolverá con paliativos ni recursos dilatorios.

Para colmo la pandemia del Covid 19 ha agravado a escala planetaria la crisis. Y seguramente de prolongarse esta situación paralizante las contradicciones principales y secundarias se agudizarán. En Italia cuyas dificultades para gestionar democráticamente ya eran agudas en estos meses la derecha extrema acudió a la violencia en las calles en Roma para poner en cuestión las políticas gubernamentales para enfrentar la crisis sanitaria. No es menos “sensible” la situación provocada por el Coronavirus en España, Francia y algunos otros países europeos.

También en América latina En América latina es en el campo de la política donde se expresan con nitidez las tensiones acumuladas tras el fracaso de los gobiernos de derecha en gestionar, desde el neoliberalismo digitado desde el norte, las economías regionales. Ante una coyuntura rica en acontecimientos políticos, existe hoy en la región un debate intenso entre diferentes miradas que buscan interpretar la situación. Y por supuesto postular una salida. La periodización pasa a ser un asunto que requiere esclarecimiento. ¿Con los triunfos democráticos en Argentina, México y Bolivia se inicia un nuevo ciclo de ascenso de los movimientos progresistas y transformadores en la región? ¿Ó en realidad aún no se ha cerrado el ciclo iniciado a fines del siglo XX con la aparición de Hugo Chávez en Venezuela? De ser así, debiéramos suponer que el replanteo de la Patria Grande es el que marcó y sigue marcando una época, a pesar del contragolpe transitorio de la derecha, cuya máxima expresión es Bolsonaro en Brasil. El cierre probable de la experiencia pinochetista con la derrota de su constitución este 25/10/2020 pareciera indicarlo. Otro elemento a tener en cuenta es que fue en Latinoamérica donde se implementó por vez primera y a pleno el modelo neoliberal. Precisamente en Chile, donde hoy está vislumbrándose su final.

Si bien muchos se sorprendieron por el triunfo del MAS en Bolivia, que a algunos cuantos nos parecía predecible, ameritaría una mayor sorpresa el rápido reconocimiento del triunfo de la fórmula encabezada por Arce - Choquehuanca por parte de la embajada norteamericana en La Paz en la voz de Janine Añez, en realidad su vocera. Para EEUU era ya imposible subir la apuesta escalando a un nuevo golpe. Trabajosamente, pero más rápido que cualquier previsión, un nuevo mapa político se va delineando en la región, acorde con un también nuevo escenario mundial. Es éste el escenario post pandemia, al cual está entrelazado. Pero si hay alguien que estaba consciente de que la post pandemia debía construirse sin esperar a la derrota del Coronavirus, es la burguesía capitalista que apostó a un accionar derechista atropellando en un momento donde la dificultad de

los pueblos para ejercitar su capacidad de lucha está aún limitada. Por eso en todo el mundo la derecha es anticuarentena.

El rompecabezas internacional Atrevámonos a dar un paso más en el armado del rompecabezas del escenario internacional actual. Aún sin clausurar el debate sobre las causas y responsabilidades en los sucesos norteamericanos que tuvieron su imagen emblemática en la toma del Capitolio, Joe Biden marcha hacia el sillón de la Casa Blanca y con impeachment o sin él inaugura un ciclo de cambios y posiblemente de inestabilidad. Pero sin dudas, de evidencias de la mayor debilidad norteamericana. Obligado a abrir el juego intentará retener a la Europa dividida por el Brexit, en una mesa de negociaciones con la expectativa de insuflarle nuevos bríos a una vieja alianza sin mística y desgastada. La política antirusa reverdecida tras la secesión de Crimea pierde fuerza a partir de su alianza estrecha con China aunque hoy estamos en pleno desarrollo de una nueva batalla geopolítica: la de la vacuna anticovid Sputnik V versus la de Pfizer o alguna otra de cuño occidental y la de Telegram vs WhatsApp.

Sputnik V y Telegram son los dos nuevos arietes geopolíticos que colocan en el centro del ring a EEUU frente a Rusia pero sin embargo Biden no podrá eludir que hoy el principal adversario del imperio norteamericano es China. Trump, que comenzó intentando escindir ese bloque en potencia al inicio de su gestión, con una política de seducción hacia Rusia para enfrentar con su respaldo a China, fracasó. Hoy Rusia ha recobrado su rol de gran potencia y sin dudas si Sputnik y Telegram salen airosas de la actual batalla su papel estratégico se habrá potenciado. Pero China también se verá beneficiada indirectamente. La vía indirecta es la manera en que más le conviene para mantener y desarrollar su apuesta de largo plazo, aquella que necesita de la paz y la estabilidad y que está basada en la convicción de que el tiempo juega a su favor. Es decir en la confianza de su superioridad estratégica.

¿La guerra ó el acuerdo para la transición? Esta necesidad de China de paz y estabilidad le da a EEUU, en el ciclo Joe Biden, la posibilidad de optar entre una peligrosa política de confrontación (o de “guerra fría”) o la de alcanzar un acuerdo realista y razonable capaz de frenar las apetencias desmedidas de los “globalistas” de la financiarización de la economía y avanzar hacia una reforma de las reglas de la gobernanza internacional y sus instituciones. a) Una de las primeras implica la reforma y revalorización de la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el reingreso norteamericano y la creación de una estrecha colaboración en el desarrollo de las vacunas más eficaces, su utilización justa e igualitaria apuntando a su “descomercialización” como método para ello. Sin dudas la batalla más dura será contra los monopolios de los medicamentos y la industria de la “enfermedad”. b) Resolver el problema de la deuda de forma de promover una reactivación de la economía a la vez que equilibre la enorme y creciente desigualdad entre el centro y la periferia del mundo, c) reafirme y desarrolle los “Acuerdos de París” sobre el cambio climático multiplicando los esfuerzos por desarrollar las energías “limpias” y limitar fuertemente las tradicionales. d) Adelantarse al agravamiento de la crisis del “trabajo” que se evidenciará con fuerza a la salida de la pandemia del Covid 19, estableciendo una disminución consensuada e internacional de las horas de la jornada laboral a la vez que, tomando el toro por las astas, empezar a dar pasos firmes en dirección al Ingreso Básico Universal.

No habrá salida de ésta crisis internacional, entrelazada, múltiple y diversa, agravada por la pandemia pero que la precede desde mucho antes, para los países de manera aislada y confrontando.

En ese sentido la principal responsabilidad está en manos de la que fuera la principal potencia imperialista del mundo, los EEUU. Asumirla será además en el propio beneficio de su pueblo que hoy está viviendo en carne propia, y con los peores números del mundo, los dolores de la pandemia pero también los de la debacle del que fuera su imperio, sumido en una tremenda crisis de su economía. Del otro lado encontrará buena voluntad, sostenida por la necesidad. Sólo como resultado de una negociación y un acuerdo exitoso se abrirá verdaderamente el camino a una multipolaridad. Porque si bien la unipolaridad ha muerto, y sólo falta enterrar su cadáver insepulto, la continuidad de la confrontación, la “guerra fría” o las guerras calientes periféricas, como en otras y recientes épocas, conducen a una nueva y peligrosa bipolaridad. De un lado EEUU, que luchará por conservar a su tradicional aliado Europa y a algún asiático descarriado y del otro lado a China y Rusia, esterilizando el esfuerzo de los pueblos por construir un mundo más justo y equilibrado.

La oportunidad es ahora: la postpandemia está en disputa y no está dicha la última palabra.

*el autor es miembro de Participación Popular, fue Coordinador de la Comisión de Asuntos Internacionales de Carta Abierta y codirige el programa de Geopolítica ... Y el mundo sigue andando… por Radio Asamblea.

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