El ministro de Asuntos Exteriores, en un comunicado, enumeró una serie de argumentos en los que Argel se basó para romper con Rabat, entre ellos destaca la decisión de Marruecos de entablar relaciones diplomáticas con el régimen de Israel a cambio del reconocimiento de la soberanía marroquí sobre los territorios que ocupa desde 1975 en el Sahara Occidental.
Asimismo, se refirió a unas recientes declaraciones del canciller israelí, Yair Lapid, durante una visita oficial que realizó el pasado 11 de agosto a Marruecos, en las que cuestionó el papel que desempeña Argelia en la región.
En su declaración, Lamamra también aludió al apoyo prestado por Rabat a dos conocidas organizaciones opositoras clasificadas como terroristas por las autoridades argelinas y a la presunta participación de los servicios secretos marroquíes en el programa de espionaje Pegasus, un virus de tecnología israelí que ha sido introducido en teléfonos de periodistas, activistas y responsables de todo el mundo.
Otro asunto que ha influido en la ruptura de nexos entre ambos vecinos africanos ha sido la parálisis del proceso de diálogo iniciado hace 30 años para resolver el conflicto del Sahara Occidental a través de un referéndum de autodeterminación tutelado por las Naciones Unidas, debido a “las políticas expansionistas [de Rabat] en el Magreb”.
El anuncio llega pocos días después de que el Alto Consejo de Seguridad argelino decidiera “revisar” las relaciones con Rabat, acusado de cometer “actos hostiles incesantes” y de estar involucrado en los mortíferos incendios que asolaron el norte de Argelia.
Reacción de Marruecos
El martes mismo, el Ministerio marroquí de Asuntos Exteriores lamentó la ruptura anunciada por Argelia, en base a lo que llamó “pretextos falaces y absurdos que la sustentan”.
“Marruecos lamenta esta decisión completamente injustificable pero esperada, dentro de la lógica de la escalada constatada las últimas semanas”, se lee en un comunicado de la Cancillería marroquí.
Tensión de larga data
Las relaciones entre estos dos Estados africanos, que se disputan la consideración de potencia hegemónica del Magreb, han sido complicadas desde el final mismo de la colonización francesa, pero se han ido deteriorando desde mediados de los años setenta debido al conflicto del Sáhara Occidental y el apoyo que otorga Argelia a los legítimos del Frente Polisario ante la invasión y el saqueo de sus riquezas por parte del reino marroquí.
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