Según los funcionarios militares del país norteamericano, se utilizó una detonación controlada para arruinar la Base Eagle, donde se entrenaron las fuerzas antiterroristas y las agencias de inteligencia afganas.
Además, las autoridades alegaron que la operación tuvo como objetivo impedir que la información y armas que albergaba no cayera en manos de los integrantes del grupo armado Talibán, que tomaron el poder el pasado 15 de agosto.
El operativo, programado de antemano, se produjo unas horas después de que el grupo terrorista Daesh realizó dos explosiones potentes fuera del aeropuerto de Kabul, lo que causó la pérdida de vida de unos 170 personas, incluidos 13 militares estadounidenses, así como dejó casi 150 heridos.
La situación caótica de Afganistán es resultado de la decisión del Gobierno de EE.UU., presidido por Joe Biden, para retirar a sus soldados del país centroasiático después de unas dos décadas de que invadiría este Estado, so pretexto de entrenar y equipar a las fuerzas afganas de seguridad para erradicar a los talibanes.
Washington, que durante su presencia militar causó un inmenso sufrimiento para el pueblo afgano, desde el 2001 había establecido múltiples bases militares en diversas partes de Afganistán, donde entrenaba a sus fuerzas.
Sin embargo, el inicio de la fase final de la salida de militares estadounidenses se coincidió con el ascenso de Talibán, y el grupo se ha hecho con el control del casi todo el territorio afgano en las últimas semanas.
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