El régimen israelí comete genocidio, tiene presos políticos que languidecen en huelgas de hambre, oprime libertades y derechos humanos.
Hipocresía. El país que se autodenomina el Paladín de la Libertad y la Democracia; el gobierno que prometió retornar al estado de derecho y dejar atrás el fascismo trumpista. Hoy por hoy, sin embargo, silencio en torno a la cuestión palestina. Es el doble rasero de Estados Unidos. No importa cuál sea el gobierno de turno.
Tímidamente, algunos legisladores estadounidenses encabezan una minoría que propone condenar al régimen de Tel Aviv por sus ataques a 6 organizaciones de derechos humanos.
Y mientras estos presos políticos palestinos entregan sus vidas por la libertad de su pueblo a través de una interminable huelga de hambre, en 2020 Washington le regaló casi 4 mil millones de dólares al régimen de apartheid.
No es ningún secreto que en Estados Unidos criticar al régimen sionista equivale a una sentencia de “muerte social y laboral”. Miles de autores, académicos, periodistas, entre otros, han sido incluidos en la lista negra. Pero ello no significa que se deba guardar silencio, pues esto equivale a ser cómplice de genocidio y crímenes de lesa humanidad.
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