Según los informes, ambas enfermeras cobraron de 220 a 440 de dólares por cada tarjeta de vacunación para adultos, pero ofrecieron un descuento para las de niños, reduciendo el pago a 85 dólares.
Después de falsificar las tarjetas que confirmaban la inoculación física de la inyección contra la COVID-19, las dos enfermeras agregaban información falsa al sistema de información de inmunización del estado de Nueva York para enumerar a las personas como vacunadas cuando no lo estaban.
En una búsqueda en la casa de DeVuono, la policía descubrió más de 900 000 dólares, además de una documentación contable de más de 1,5 millones de dólares en pagos por el supuesto esquema de tarjetas de vacunas.
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