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Los desafíos de la gestión de Boric, a un mes de llegar a La Moneda

(13/02/22 - Chile)-.El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, cumple 36 años exactamente un mes antes de asumir el cargo, momento a partir del cual deberá tener la capacidad de gobernar un país con una economía dilatada por la crisis social y sanitaria, con baja representación en el Congreso, enfrentar los conflictos internos en el sur del país y los problemas en el norte por la crisis migratoria.

Con un Congreso con paridad entre fuerzas de derecha e izquierda, entre otros desafíos, el presidente electo de Chile necesitará trabajar las alianzas para dar mayor viabilidad legislativa a su proyecto que incluye: impulsar una reforma fiscal y terminar con el sistema previsional actual. También deberá encontrar caminos para conversar y negociar con las organizaciones de pueblos originarios. 

Boric tendrá como principal preocupación consolidar bloques políticos que respalden su proyecto, así como hacer viables sus propuestas económicas, evaluó ante una consulta de Télam Marcelo Mella Polanco, politólogo de la Universidad de Santiago de Chile.

Pese a ganar con claridad en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de diciembre último, Boric tiene enfrente una brecha entre esa popularidad individual y el respaldo a nivel de coalición parlamentaria (Apruebo Dignidad), por lo que deberá "consolidar un bloque político a nivel parlamentario que le dé viabilidad desde el punto de vista legislativo a su Gobierno", explicó el catedrático.

"Apruebo Dignidad es una coalición que tiene una condición claramente de bloque político minoritario, y por lo tanto significa un desafío hacer crecer ese 24% (de presencia parlamentaria), sumando los apoyos de la centroizquierda", abundó.

"Esta condición de asimetría plantea un desafío político de la mayor importancia para dar mayor viabilidad legislativa a su Gobierno. La capacidad de respuesta, el éxito o fracaso que tenga el Gobierno de Boric, depende de cómo resuelve este puzzle", analizó el politólogo.

Boric asumirá como el presidente más joven de la historia chilena con un Congreso dividido y con paridad entre las fuerzas de derecha e izquierda, en un Senado con 25 parlamentarios de derecha y 23 de izquierda (más 2 independientes sin pactos).

En la Cámara de Diputados, aunque la coalición de derecha Chile Vamos tiene sólo un tercio de presencia, el resto de las bancas están repartidos entre la izquierda (Convergencia Social, el partido del presidente electo, tiene sólo cuatro diputados) y centroizquierda, sin que todos sean sus aliados directos.

"El presidente tendrá que fortalecer en los próximos meses algunas señales que lo desplazarán a posiciones de centroizquierda en la búsqueda de construir esos apoyos necesarios que le darían viabilidad legislativa", advirtió Mella.

Para el académico de la Universidad de Chile, uno de los temas que enciende alarmas en el futuro equipo de Gobierno es el carácter antagónico de algunas de sus propuestas, porque por una parte quiere hacer efectiva una reforma fiscal con la cual pretende recaudar el 8% del Producto Interno Bruto en lapso gradual de entre seis y ochos años, y por otro, las y los integrantes de su gabinete han declarado públicamente su propósito de terminar con el sistema previsional actual en Chile.

"La aprobación de la reforma tributaria es una cuestión central para el buen resultado de su Gobierno" y "el desplazamiento hacia posiciones de centroizquierda podría fortalecer esa chance de la gestión de Boric de viabilizar la reforma tributaria", evaluó.

Tanto la reforma tributaria como el fin del sistema previsional actual afectan al poder empresarial, por lo que Boric deberá priorizar qué medidas toma primero, porque "resolver la situación de aquellos pensionados que están en situación de pobreza o con un ingreso que no alcanza ni siquiera el ingreso mínimo establecido en Chile" podría resultar de cumplimiento sin contar con la fuente ingreso que brindaría la reforma impositiva, estimó.

Otro tema pendiente en la agenda del futuro jefe de Estado es controlar el conflicto mapuche en la Araucanía, que mantiene una zona Estado de Excepción, al menos hasta el 24 de febrero, por los hechos violentos y delictivos en la zona.

Boric ha expresado su descontento con la medida, pero deberá encontrar un punto medio, en lo que Mella califica como "dos almas" en relación al conflicto mapuche.

"Por una parte Revolución Democrática (uno de los partidos de la alianza del futuro Gobierno, integrado por ex líderes de la protesta estudiantil) se orienta a continuar el diálogo, pero no con aquellas organizaciones que han planteado una perspectiva más radical, y el Partido Comunista, en cambio se inclina por conversar y negociar con todas las organizaciones del mundo mapuche en la búsqueda de una solución política a largo plazo", apuntó.

El politólogo destacó que "el punto de partida debiera ser una lógica de página en blanco, e instalar o invitar a todas las organizaciones a un diálogo amplio, conducente a construir algunos horizontes de mediano y largo plazo para construir esa solución política que el país requiere para resolver el problema".

Además deberá enfrentar la crisis migratoria en el norte de país, con el constante ingreso de extranjeros por pasos no habilitados, que ha significado un problema de difícil resolución para el Estado chileno.

El presidente electo dijo que reconoce que el país tiene "un problema muy grande con la inmigración ilegal y eso tenemos que pararlo de manera muy clara" y Chile debe "recuperar el control de sus fronteras".

"Chile tiene una frontera permeable y, por lo mismo, nuestro compromiso es mantener condiciones de control de frontera que eviten la migración irregular a través del combate a las redes de trata y tráfico de personas", señaló Boric.

Por último, el manejo de la pandemia del coronavirus también será uno de sus desafíos, pero aquí es donde el mandatario elector menos crítica al presidente actual, Sebastián Piñera, sobre todo en el tema vacunación, ya que Chile ha liderado la región en este tema, con la administración de más de 47 millones de dosis en un país de 19 millones de habitantes.

Lo que sí promete en su plan de Gobierno, es mejorar la atención primaria y la trazabilidad de los casos, con el fin de bajar la carga a los trabajadores de la salud.

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