Como suele suceder con el expresidente Mauricio Macri, toda oportunidad de abrir la boca es buena para socavar la gestión de Gobierno y llevar agua para su molino: el del ajuste, la concentración y la pobreza del pueblo. Así, el responsable del mayor endeudamiento y sometimiento del país que se tenga memoria, ahora pretende imponer su visión en lugar de permitir que quienes fueron elegidos para gestionar solucionen los problemas que dejó el neoliberalismo macrista.
Macri irrumpió este viernes en la escena política nacional mediante una carta que publicó en sus redes sociales.
La misma fue difundida en ocasión del viaje de Alberto Fernández a Rusia y China, que el dirigente del PRO cuestionó como «improvisación». Macri aprovechó la ocasión para exigir aun más subordinación a Estados Unidos y que no se ponga en peligro el acuerdo que se está intentando con el Fondo Monetario Internacional.
"Un error en el posicionamiento internacional puede ser la ruina económica e incluso hacer peligrar la paz del país y la región", sentenció Macri, en referencia a las declaraciones del actual presidente en Rusia, quien desde Moscú había señalado que “yo estoy empecinado en que la Argentina tiene que dejar esa dependencia tan grande que tiene con el Fondo y los EEUU, que tiene que abrirse camino hacia otros lados y ahí es donde me parece que Rusia tiene un camino muy importante”.
Según el dirigente del PRO, "todos sabemos que no se puede al mismo tiempo pedir ayuda y después declarar rechazo a quien nos está ayudando. Eso es lo que hizo la Argentina ayer con las palabras del Presidente".
Difícilmente pueda encontrarse una declaración más explícita de renuncia a la soberanía nacional y subordinación a las potencias que la de Macri, quien además, en su carta, reivindicó su política de relaciones internacionales, que, de acuerdo a su visión, tuvo en el "G20 realizado en Argentina la expresión más lograda de esa política equilibrada".
Aunque a esta altura ya no resulte llamativo viniendo de quien viene, vale recordar que esa «política internacional» fue la que llevó a Macri a tomar el préstamo más grande que se haya tomado con el FMI, con el cual se financió en gran medida la fuga de capitales y se hipotecó el futuro del país. El Gobierno de Donald Trump había impulsado la aprobación de ese crédito para apoyar la reelección de Macri, que sin embargo fracasó por el desastre al que el ex presidente de Boca llevó al país.
En otro plano, el ex presidente exige en su carta que no se ponga en peligro el acuerdo con el FMI, también porque Alberto Fernández, de sellar el compromiso con el organismo internacional, le estaría haciendo un gran favor al legitimar aquella estafa ilegal de Mauricio Macri, que ni siquiera envió para su aprobación en el Congreso Nacional el acuerdo.
Sin embargo, mas allá de sus declaraciones públicas, esta semana Macri le expresó a sus socios políticos que no hay que acompañar el acuerdo porque no prevé el ajuste necesario para sacar a la argentina de sus inconsistencias macroeconómicas. El expresidente pretende, a todas luces, que la gestión Fernández fracase para que en 2023 vuelva el neoliberlaismo salvaje a ajustar al pueblo para beneficiar a la casta empresaria del que él forma parte.
La carta completa de Macri:
No es momento para la improvisación
Las relaciones internacionales deben ser cuidadosas y responder a un plan coherente que se extienda en el tiempo, mucho más allá de la duración del mandato de un gobierno. Se busca siempre que esas relaciones sean beneficiosas para el país, manteniendo para eso la mayor cantidad de socios posibles. Así fue durante mi gobierno la política exterior, que mantuvo al mismo tiempo y sin contradicciones excelentes relaciones políticas y comerciales con Estados Unidos, Rusia (vale aclarar que tuvimos cuatro fructíferas reuniones bilaterales con el presidente Putin), China, Japón, todos los países europeos, los países clave de cada continente y casi todo los países de nuestra región, así como con casi todas las organizaciones internacionales que reúnen los intereses de los países. El G20 realizado en Argentina fue la expresión más lograda de esa política equilibrada. Una gran parte del futuro de lo que la Argentina puede llegar a ser se juega en el cuidado de esas relaciones que, lamentablemente, el gobierno actual se empecina en dilapidar. Un error en el posicionamiento internacional puede ser la ruina económica e incluso hacer peligrar la paz del país y la región.
En el día de ayer, el presidente Fernández realizó riesgosas declaraciones frente al presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, que pueden alterar la posición internacional que la Argentina ha mantenido por años, además de potencialmente hacer peligrar el acuerdo aún no firmado entre la Argentina y el FMI.
Fernández dijo “yo estoy empecinado en que la Argentina tiene que dejar esa dependencia tan grande que tiene con el Fondo y los EEUU, que tiene que abrirse camino hacia otros lados y ahí es donde me parece que Rusia tiene un camino muy importante”. Además el presidente ofreció que la Argentina sea la “puerta de entrada” para que Rusia ingrese a América Latina.
Semanas antes, funcionarios argentinos se habían reunido con autoridades norteamericanas para solicitar la ayuda de EEUU frente a las negociaciones con el FMI. Todos sabemos que no se puede al mismo tiempo pedir ayuda y después declarar rechazo a quien nos está ayudando. Eso es lo que hizo la Argentina ayer con las palabras del Presidente.
No es un momento para la improvisación en política internacional. La amenaza de un conflicto armado pone en peligro la estabilidad mundial. Se necesita extremada prudencia, sensatez, crear confianza, escuchar a los expertos, atender el conocimiento profesional y tener modestia. Nada de lo que este gobierno ha mostrado hasta ahora.
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