La ira de los yemeníes se hizo sentir en Saná (capital), Saada, Hajjah, Taiz, Al-Jawf, Ibb y Al-Bayda, con pancartas en condena de los crímenes saudíes, respaldados por Estado Unidos, y enarbolando las banderas del país.
Además, denunciaron el silencio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras entidades internacionales que solo se limitan a condenar verbalmente los crímenes que perpetra el régimen de Al Saud contra el pueblo de Yemen.
En un comunicado emitido la misma jornada, los manifestantes responsabilizaron a Washington por el bloqueo de los barcos que se dirigen hacia el estratégico puerto yemení de Al-Hudayda (oeste), en medio de la mayor crisis humanitaria que azota el país más pobre del mundo árabe.
Arabia Saudí y sus aliados lanzaron una guerra brutal contra Yemen en marzo de 2015 para eliminar el movimiento popular Ansarolá y restaurar en el poder al fugitivo expresidente yemení Abdu Rabu Mansur Hadi, un estrecho aliado de Riad. Sin embargo, la coalición agresora no ha logrado sus objetivos, mientras que siguen muriendo cientos de miles de yemeníes.
La guerra también ha implicado altos costos, sobre todo en lo que respecta a las infraestructuras del país, pues numerosos hospitales, escuelas y fábricas yemeníes se encuentran destruidos por los bombardeos saudíes.
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