Lula visitó un campamento de protesta en Brasilia donde se reunieron varios miles de miembros de 200 tribus para oponerse a los planes del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro de permitir la agricultura comercial, la minería y la exploración petrolera en sus tierras.
“Todo lo que este gobierno ha decretado contra los pueblos indígenas debe ser derogado de inmediato”, dijo Lula, quien ocupó la presidencia durante dos períodos de 2003 a 2010.
“Nadie hizo más por los pueblos indígenas que nuestros gobiernos del Partido de los Trabajadores, y ahora todo ha sido desmantelado por este gobierno sin escrúpulos”, agregó Lula ante una multitud que lo vitoreaba.
Bolsonaro va detrás de Lula en las encuestas antes de las elecciones del 2 de octubre. El presidente prometió en 2018 no reconocer ni un solo centímetro de tierra de reserva indígena, lo que le valió el respaldo del poderoso cabildeo agrícola de Brasil.
Los líderes indígenas pidieron a Lula que reconstruya la agencia de asuntos indígenas del gobierno, Funai, a la que se le redujeron los fondos y el personal bajo el mandato de Bolsonaro.
“Lula, estamos desprotegidos. Nuestros derechos están siendo pisoteados”, dijo Joenia Wapichana, la única representante indígena del país en el Congreso.
Dijo que las ocupaciones ilegales de tierras indígenas protegidas se están legalizando y la minería está invadiendo reservas donde destruyen bosques y contaminan ríos.
La minería ilegal creció un 46% en la reserva yanomami el año pasado debido a que los altos precios del oro y el apoyo tácito de Bolsonaro desencadenaron una fiebre del oro que trajo consigo enfermedades, violencia y abusos contra los derechos, según un informe publicado el lunes.
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