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Rodolfo Hernández, el sueño húmedo del neoliberalismo

(14/06/22 - Colombia, Opinión, *Por Tatiana Blanco)-.En su cuenta de TikTok, el candidato que se hace llamar el ingeniero como si no fuera un político tradicional, resalta un fragmento de la entrevista en la que Jaime Bayly lo elogia: “Es un gran candidato. Estoy contigo, ¿sabes por qué? Porque eres un empresario, que piensa todo el tiempo como empresario, y no como político. Y porque has sabido crear riqueza. Has hecho mas de 100 millones de dólares. Yo te envidio mucho Rodolfo”.

Estas frases que parecen un simple gesto de lagartería, son el argumento principal de los votantes de este candidato de la derecha.

Aunque a muchos les parezca surreal que pueda llegar a la presidencia de Colombia, un hombre que no asiste a debates, que repite como loro lo que su asesor le dicta, que atendió a la prensa en pijama, que aparece sin pudor mostrando su figura con un crucifijo, caminando al lado de dos mujeres como si se tratara de la versión santandereana de Hugh Hefner;  no es sorprendente que llegue a serlo. Su falta de experiencia e ignorancia frente a temas de administración pública y legislación, antes no han sido impedimento para que esta república bananera elija a su clase política para tomar las riendas de su destino. El ingeniero que acabará con la robadera está imputado por corrupción.

El precario discurso de Hernández, describe fielmente la retórica emprendedora que moldea a esta sociedad. Muchos sueñan con crear su imperio desde el garaje, al estilo de Silicon Valley. Nuestra arquitectura social se moldea bajo las mismas lógicas empresariales que venden los folletos de autoayuda. 

Si te va mal es por tu culpa, no te esforzaste lo suficiente. El trabajo se ha convertido en un sello de identidad. Las empresas en vez de dignificar el trabajo, ofrecen en su portafolio un salario emocional, que no es más que una carrera de entrenamiento encaminada a la “autosuperación” , que a veces termina en el síndrome del burnout.

En esta narrativa de emprendimiento se premia el ser creativo, adicto al trabajo y tecnológico;  los que no acceden a esa burbuja se estrellan con la cruda realidad de la que da pereza hablar, las cada vez más precarias condiciones laborales y el desgaste personal. El desprecio por uno mismo si no se autorrealiza en ese modelo aceptado globalmente. El neoliberalismo no es solo el libre mercado, es esa exacerbación del individualismo y el consumo desmedido que hoy tiene en riesgo nuestra supervivencia en la Tierra. Otro tema que pasa a un segundo plano porque la preocupación principal es la de no renunciar al estilo de vida de anuncio que todavía se puede promocionar.

La grandes diferencias entre los votantes de Gustavo Petro y Rodolfo nos dan pistas sobre el malestar que evidencia nuestra polarizada sociedad. El "Castrochavismo" y la "Petrofobia" siguen asustando a una parte de colombianos, pero lo que estas elecciones de infarto revelan son nuestros conflictos de clase no superados. Una pandemia que ha agravado nuestras desigualdades; unos valores democráticos cuestionables porque observamos gracias este mundo hiperconectado digitalmente que la gran mayoría de personas no pueden satisfacer sus necesidades básicas, mientras otros viven en una abundancia, muchas veces cuestionable.

Pero de un peligro real del que casi no se habla en los chats familiares explosivos, es el de concebir el Estado con una  lógica empresarial. 

Colombia S.A. no sería una historia de éxito, con una propuesta que siga favoreciendo la acumulación de riqueza gracias a la evasión fiscal, mientras sigue creciendo el desempleo y se siguen poniendo en riesgo viejas luchas sociales por las que muchos continúan derramando sangre. 

Cómo se podría garantizar que este CEO  que se limpia el culo con la ley como el mismo pregona por teléfono, no nos llevará a una plutocracia.

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