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Un testigo brindó detalles sobre secuestro y posterior detención en centro clandestino

(17/09/22 - Lesa Humanidad)-.En el marco del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Bahía Blanca, un testigo brindó detalles sobre su secuestro y posterior detención en 1976 en el centro clandestino conocido como "La Escuelita" de Bahía Blanca, en el marco de una nueva audiencia de la megacausa por delitos de lesa humanidad de la Zona V, en jurisdicción de Bahía Blanca y por la cual tiene 37 imputados.

Se trata de Jorge Pablo Escudero, quien por videoconferencia brindó su testimonio, en una nueva audiencia ante el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca integrado por los jueces Ernesto Pedro Francisco Sebastián, Sebastián Luis Foglia y Marcos Javier Aguerrido.

El declarante contó que al momento de los hechos estaba estudiando filosofía y pedagogía en la Universidad Nacional del Sur (UNS), y que le faltaban pocas materias para recibirse.

Sobre si contaba con alguna militancia el testigo dijo que "no, pero sí tenía cierta colaboración con personas que conocía de la carrera" que salían a hacer pintadas y a veces lo invitaban a sumarse.

"Si lo consideraba justo me prendía, no me importaba el Partido" en referencia al Partido Comunista, la Juventud Peronista y las otras agrupaciones que componían la vida política de la UNS en los años '70.

Sobre su secuestro recordó que se produjo cuando tenía 23 años.

"Íbamos por la plaza Rivadavia, en un auto junto a unos amigos, y vimos tres chicas en otro auto. Nos poníamos a la par, justo frente a Tribunales y nos cruzaron dos autos. Un Falcon y otro atrás con dos personas en cada auto de civil", detalló.

Escudero dijo que "se bajaron con pistolas de mano, nos hicieron bajar a los tres, nos cargaron en los Falcon, nos llevaron al regimiento en la entrada que tiene por Florida".

"Nos llevaron a los tres a un salón grande del primer piso, según me dijeron donde practicaba a banda del Ejército y en ese salón compartíamos u cautiverio con alrededor de 15 o 20 personas, todos ellos eran mayores, de 60 años para arriba", afirmó.

El testigo aportó que "la mayoría de los cautivos tenían apellidos judíos, que a muchos los habían traído de la zona de los campos".

"Estuve diez días ahí, después me bajaron del salón de noche, me maniataron manos y pies y me tiraron en el asiento de atrás de un Falcon. Uno me iba con la pistola en la cabeza y me llevaron a un lugar cercano al Regimiento, que después por la localización me enteré que era La Escuelita, donde permanecí por otros quince días", sostuvo.

Sobre dicho centro de detención, ubicado a pocos metros del V Cuerpo, la víctima relató que era una "casa vieja, con pisos de madera y varias habitaciones.

"Estaba esposado a una cama y por los ruidos no podíamos hablar. Había otra persona. Escuchaba muy difuso lo que hablaban entre ellos en otras habitaciones. Escuché gritos de una mujer que, aparentemente, quería evitar un abuso", sostuvo el declarante.

Luego, indicó que "por sus voces", dedujo que sus captores "eran personas jóvenes, que tendrían 30 años", y que algunos se expresaban "con un acento que no era el de los porteños.

"Por la forma de hablar parecían del norte. Correntinos o de esa zona del país. Eran varias personas y se relevaban entre ellos: Se comunicaban de manera coloquial, pero sin pronunciar nombres", repasó.

El testigo sostuvo que "nos daban un plato al día, una especie de guiso, para ir al baño había que llamar, te liberaban de la cama e ibas siempre vendado, sin higienizarse".

Sobre asistencia médica en el lugar comentó que en una oportunidad escuchó "una charla que parecía dada por un médico".

En referencia a torturas el hombre expresó que "una práctica habitual era que se sentara alguien en la cama, después de varios insultos, me daba pisadas en la cabeza".

"Había golpes, un simulacro de fusilamiento. En una oportunidad fui interrogado, me llevaron a otra habitación, por lo que se escuchaba que había tres o cuatro personas. Después de pasar algunos días difíciles me largaron, me sacaron en un auto, no vi quien era, fui vendado, me dejaron a la vuelta de mi casa. Me dijeron que me olvidara de la carrera, que si había tenido algo que ver con algo me dejara de joder y me baje del auto y me dejaron a la vuelta de mi casa", enumeró.

Por último expresó que "por miedo no seguí estudiando y pensar que en cualquier momento te pueden levantar" por lo que "empecé a trabajar, hasta que ahora estoy jubilado".

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