El Congreso peruano rechazó este sábado el adelanto de las elecciones para octubre del 2023, la petición había sido hecha por la presidenta interina Dina Boluarte, para buscar una salida a las protestas antigubernamentales que se registran prácticamente a diario desde la primera semana de diciembre de 2022.
El pleno rechazó la propuesta que había introducido el legislador fujimorista Hernando Guerra García con 65 votos en contra, 45 votos a favor y 2 abstenciones. Sin embargo, el lunes los congresistas someterán a reconsideración la votación, según el titular del poder legislativo, José Williams.
La propuesta corresponde, además, a una reforma a la constitución, por lo que necesita el voto afirmativo de 87 congresistas en dos legislaturas para la aprobación.
La población en las calles consideran que la sugerencia del fujimorismo es fraudulenta, por lo que insisten en una Asamblea Constituyente, reiteran la necesidad de disolución del Congreso, la renuncia inmediata de Boluarte y la liberación del expresidente Pedro Castillo.
En el pleno, Perú Libre también catalogó la propuesta de García como fraudulenta, según el legislador Flavio Cruz, corresponde a una “estrategia engañosa” por lo que no se permitió la aprobación del texto. “El país pide la renuncia de Dina Boluarte y no le tire la pelota al Congreso y con su renuncia las elecciones se adelantan en cuatro meses”, asegura.
El proyecto del fujimorista Hernando Guerra García sugería que el mandato de Dina Boluarte culminaría el 31 de diciembre de este año, para que el próximo presidente asumiera gobierno el 1 de enero de 2024 hasta el 28 de julio de 2029.
El viernes, Dina Boluarte instaba a los parlamentarios a la aprobación de un adelanto electoral para este mismo año, un pedido que llega luego de mes y medio de incesantes protestas y brutal represión policial que deja casi 60 muertos, cientos de heridos y detenidos.
El bloqueo de carreteras que conectan con el sur del país genera desabastecimiento de alimentos, combustible en Cusco, Arequipa, Tacna y Puno, que alegan ser las más pobres, olvidadas y discriminadas por sus poblaciones de mayoría indígena.
Los precios de los alimentos y la gasolina se han triplicado. “Se han incrementado los precios de la verdura, las frutas. Todo ha subido, me parece que deberían pasar los vehículos que nos abastecen”, dijo Jacqueline Flores, habitante de la ciudad de Puno.
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