No es la primera y tampoco será la última. Ese ha sido uno de los mensajes clave de los trabajadores franceses en esta segunda jornada de paro nacional contra la reforma a las pensiones. Según los informes la de París ha sido la más mayoritaria entre las 250 protestas convocadas en toda Francia, seguida por la de Marsella.
Más de un millón de manifestantes vuelve a salir a la calle en un movimiento creciente para frenar el aumento de la jubilación a los 64 años en una jornada en la que los sectores ferroviario, petrolero y educativo han efectuado importantes paros. Para los trabajadores es inaceptable aumentar la edad de jubilación y el tiempo de cotización para acceder a la pensión completa; mientras que para Macron, es innegociable.
En Paris, la protesta ha acabado en enfrentamientos con las fuerzas del orden, que se han saldado con algunas detenciones. La policía usó gases lacrimógenos contra los manifestantes. La primera masiva jornada de huelga del pasado 19 de enero, hizo que para esta nueva convocatoria, las autoridades desplegaran un operativo policial reforzado con hasta 11.000 agentes a lo largo y ancho del país, 4.000 de ellos solo en la capital. Aun así los sindicatos han declarado que van a volver a las calles el mes que viene.
La meta de los sindicatos es lograr que la presión social sea tal que impida la puesta en marcha de la reforma. Las huelgas y protestas son una prueba importante tanto para el Gobierno del presidente Emmanuel Macron como para sus opositores.
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