Los invasores

No son libertarios. Son hijos de la libertadura.

Son los invasores. Los liberales que fueron parte de la dictadura, infiltraron al menemismo, que gobernaron con Fernando De la Rúa, se fueron llenos de muertos y que están dispuestos a repetirlo.

Tres días consecutivos de cacerolazos. En realidad, tres noches. Los cacerolazos son un invento de la derecha chilena durante el gobierno de Salvador Allende, en los barrios altos de Providencia hacían sonar las ollas vacías en alusión a que pasaban hambre con la Unidad Popular.

Ese nucleamiento, integrado por socialistas, comunistas, demócrata cristianos, radicales chilenos, movimiento de izquierda revolucionaria, ganó una elección porque los “momios” (como se llama a la derecha en Chile), se fueron a veranear a Europa y no votaron.

Es decir, los cacerolazos los inventó la derecha y en la Argentina se usó para rechazar sus recetas.

Hace 22 años el grito de “piquete y cacerolas, la lucha es una sola”, volteó al último radical.

Patricia Bullrich, Federico Sturzenegger, Domingo Felipe Cavallo, Ricardo Lopez Murphy, participes de aquel tiempo.

Hoy se mezclan con ejecutivos de empresas participes del gobierno amarillo de Mauricio Macri, donde se destaca la influencia de Eduardo Eurnekian, que colocó varios funcionarios de Corporación América, empezando por el Presidente, el Jefe de Gabinete, el ministro del Interior y hasta su propio abogado en la causa de los cuadernos, Mariano Cuneo Libarona como ministro de Justicia.

También aparece Luis Caputo, el endeudador de Macri, que fuera ejecutivo del Deutsche Bank y de la J.P.Morgan.

Asimismo, otro integrante de la J.P.Morgan, Santiago Bausilli, terminó como presidente del Banco Central.

Otro de los funcionarios macristas es el actual secretario de Trabajo, Omar Yasin, que acompañó a Jorge Triaca en la gestión del Ministerio de Trabajo.

Por su lado, Techint también colocó a los suyos. Paolo Rocca puso en YPF a Horacio Marin, que antes había sido presidente de su petrolera. También puso a Gustavo Gallino y a Matías Farina con funciones en el gobierno de Milei, al igual que a Federico Barroetaveña y a varios más.

A esto se le suman los funcionarios del gobierno de Alberto Fernández que pegaron el salto para seguir sosteniendo sus puestos de ganapanes: Daniel Scioli como embajador en Brasil y Roberto Lavagna hijo en el Index son los más convencidos de una veintena de garrocheros que saltan de un lado a otro con mucha facilidad.

Mientras la canciller Diana Mondino o Sandra Petrovello, ministras fuertes del proyecto cachivache, vienen de multinacionales, se investiga los abogados de Eurnekian, Elsztain y Galperin, que habrían participado en el asesoramiento al DNU de Milei.

Según dejaron trascender legisladores peronistas están siendo investigados los abogados Bonchini, Maidal, y Bruchaou, y Funes de Rioja, este último presidente de la Unión Industrial Argentina, que también había prestado apoyo con sus abogados al proyecto.

Estos abogados trabajan en los bufetes más grandes de la ciudad y son defensores de las principales empresas del país.

También están buscando información de la organización judía ortodoxa Jabat Lubavitch, a la que Elsztain habría vinculado a Milei y habrían participado con algún abogado.

Algunos portales ya comenzaron a hacer mención a estas operaciones.

Los invasores se apoderaron de la ilusión de un pueblo que fue víctima de la mayor estafa electoral contemporánea.

Mientras tanto un economista puesto a vocero quiere facturarle 60 millones de pesos que teóricamente habría costado la movida preventiva de Bullrich cuando el Polo Obrero se movilizó, queriendo tarifar el reclamo que tiene amparo constitucional.

La libertad avanza… un carajo

Si tenés 60 millones podes protestar. Pagarle al que te va a reprimir sus horas extras, aunque los números no cierren y algunos piensen que en el camino quedaron 20 millones.

Se usaron 7500 movilizados para controlar a 10.000 personas. Según la rápida lapicera de Patricia, de combustible y horas extras se gastaron 60 millones. Por favor, que lo detallen, pero que no lo hagan los economistas oficialistas que suelen vivir bajo el síndrome del encantador de serpientes, el que anunció una supuesta inflación en el sueño del anarco capitalista.

No hay plata. Por eso los 30.000 millones de dólares que deben los importadores, por decisión de Caputo, ahora lo pagan todo el pueblo argentino, al mejor estilo de Domingo Felipe Cavallo, el que se quedó con los ahorros, nos hizo pagar la deuda de los privados a todos los argentinos y fue el ministro de los 39 muertos y 500 heridos.

Cada día se parecen más.

En la Argentina de Milei, la libertad avanza… un carajo.

Porque la Patria existe, y la Patria triunfará, guerra total a los invasores.

*Periodista