La huelga convocada el viernes por los trabajadores y estudiantes brasileños para protestar contra las reformas del sistema de jubilaciones y los recortes en la educación implementados por el Gobierno del ultraderechista Bolsonaro se vivió en unas 300 ciudades del país.
Al iniciarse la acción de protesta, los profesores públicos y privados se sumaron de forma masiva. En los 27 estados se marcaba la jornada de rechazo y en 19 de ellos la ausencia del transporte público era evidente.
Según los organizadores, los conductores de autobuses se negaron a cumplir sus labores, varias escuelas públicas en regiones administrativas del Distrito Federal de Brasil suspendieron las clases y todos los grandes sectores industriales secundaron el movimiento.
“Las personas no quieren jubilarse más viejas y con menos dinero, que es lo que quiere el Gobierno. Entonces nuestra previsión es parar el día entero”, dijo un operario del metro de San Pablo durante la manifestación.
Es para dejar claro que el trabajador no quiere dejar de tener el derecho de jubilarse y es un mensaje fuerte al Gobierno, que tiene que tener una política de crecimiento económico”, expresó el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT) de Brasil, Vagner Freitas, al comentar la huelga general en el país.
“La huelga general viene impulsada por la crisis política y económica que vive Brasil”, afirmó el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas. “Es para dejar claro que el trabajador no quiere dejar de tener el derecho de jubilarse y es un mensaje fuerte al Gobierno, que tiene que tener una política de crecimiento económico”, agregó.
Con medidas draconianas en el sistema de jubilaciones, la educación, entre otros, Bolsonaro busca ahorrar 265 000 millones de dólares en una década.
La huelga general, que coincide con la Copa América 2019, se considera la primera desde que el ultraderechista Bolsoaro asumiera el cargo, el 1 de enero pasado.
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