En esos acuerdos para recuperar la Patria, quedaron algunos ejes políticos importantes, dinamizados durante los años de resistencia popular al régimen neoliberal, porque su discusión a fondo sin dudas desviaban el objetivo principal de derrotar un proceso político que lleva al país a su disolución y al pueblo a un dolor social profundo. La unidad electoral es prioritaria en esta etapa caracterizada por la batalla democrática de las urnas.
Esa situación no significa resignar proyectos estratégicos, cuya concreción a futuro dependerá de la relación de fuerzas que avancen en la misma dirección, es decir construcción política y organización, en un tiempo de gobierno que siempre tiene espacios de disputas, pero que nunca pueden otorgarles herramientas a los enemigos de la Patria para deteriorar la gobierno popular. Las discusiones del campo popular se hacen en los ámbitos internos de debate, jamás por los medios y las redes comunicacionales, que alimentan las operaciones de los medios hegemónicos, ariete esencial en la disputa del espacio simbólico de la conciencia colectiva del pueblo.
En ese marco entonces ninguna discusión está vedada, al contrario, el fortalecimiento del pensamiento crítico, la suma de miradas diferentes, las síntesis necesarias son el andarivel en que debe transitar y fortalecerse la militancia.
Es en la situación nacional actual, donde el análisis requiere tres niveles de disección: el primero es internacional y los planes de EEUU y el FMI que han abandonado al gobierno, buscando alternativas de conservar su posición; el segundo está ubicado en el círculo rojo que también le ha dado la espalda y eso ha provocado una dispersión en la alianza gobernante y un desvarío presidencial y por último nuestra propia situación que debe ser de mayor compromiso y también de alegría, pero tranquilidad y serenidad política, en el marco de la campaña.
Es que la unidad del Frente para Todos se sustenta en el programa que delimita los acuerdos alcanzados para el proceso electoral y expresar nuevas líneas de acción por legítimas, que sean pueden debilitar el desarrollo de la campaña, dando al enemigo flancos de ataque y generando debates fuera de nuestra iniciativa y agenda, que confundan el mensaje que queremos posicionar.
Flexibilidad política y firmeza estratégica, es la definición que más se acerca a estas consideraciones, en un marco donde “el estar situado” de Rodolfo Kush emerge como necesario. La nueva Constitución, la soberanía alimentaria, las reformas estructurales, los servicios públicos, el tema de la deuda, entre otros económicos y de distribución de la riqueza, son temas que han sido definidos por la campaña en su tratamiento actual.
Entonces en un ambiente convulsionado, con un gobierno en retirada dispuesto a dinamitar al país, un Imperio que intenta generar nuevas alianzas para seguir colonizando al país, como en los últimos cuatro años y una militancia ansiosa por acelerar los tiempos, la acción solidaria con nuestros compatriotas que tienen hambre es nuestra prioridad, junto a los jubilados sin medicamentos y los chicos sin escuela ni alimentos, es como se desarrolla nuestro presente militante.
Todo será discutido y de ser posible concretado una vez que hayamos logrado el gobierno nacional, que es la demanda del pueblo argentino para terminar con esta pesadilla. Pero a partir de esa situación serán múltiples batallas a librar por reconstruirlo primero dando respuestas urgentes al pueblo, evitar las maniobras del enemigo al acecho y las operaciones políticas, mientras fortalecemos al gobierno de Unidad nacional que se vaya gestando al calor de las propuestas hoy postergadas en función del objetivo principal: terminar con gobierno saqueador, antinacional y colonizado que ha llevado dolor social inmenso al pueblo argentino.
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