Fue en 1920 cuando los iraquíes gritaron por primera vez contra la ocupación del Reino Unido y expulsaron a los ocupantes de su patria.
Hoy, 24 de enero de 2020, el pueblo de Irak ha salido a la calles en su segunda marcha antiocupación, denominada la segunda ‘Revolución de Ashrin’, que significa la segunda veintena en referencia a los años 20 en los que han ocurrido las dos protestas contundentes.
Esta vez, los iraquíes insisten en la salida de las tropas estadounidenses que mantienen ocupado el país árabe desde su invasión en 2013.
La marcha fue convocada la semana pasada por el influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr, así como los altos líderes de los movimientos de Resistencia.
El ataque aéreo perpetrado el 3 de enero por Estados Unidos en Irak, que causó la muerte del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y del subcomandante de Al-Hashad Al-Shabi, Abu Mahdi al-Muhandis, entre otros militares, fue la gota que colmó el vaso y provocó la ira de la nación iraquí.
Los movimientos iraquíes han considerado este crimen estadounidense como una “violación de la soberanía” de su país, por lo que han llamado a sus combatientes a “estar preparados” para una próxima batalla contra Estados Unidos.
Al final de diciembre, decenas de iraquíes irrumpieron en el complejo de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, la capital, para expresar su enfurecimiento tras los ataques aéreos estadounidenses contra varias posiciones del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak, conocido como Kataeb Hezbolá, en el distrito de Al-Qaim, en la provincia de Al-Anbar (oeste) —con un saldo de al menos 31 muertos y decenas de heridos —.
El terrorismo de Estado de Estados Unidos no solo ha generado un consenso contra Washington en Irak, sino en Irán y otros países de la región. Las autoridades persas afirman que los asesinos de los dos altos comandantes iraní e iraquí no conocen los impactos de su martirio o movimientos que pondrán fin al imperialismo.
Por su parte, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha enfatizado que la dura venganza prometida por el asesinato del general Soleimani será la salida de EE.UU. de la zona.
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