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Un equipo arqueológico recuperó ofrendas incas sumergidas en el lago Titicaca

(22/08/20 - Arqueología)-.un equipo conjunto de la Universidad de Pensilvania y la Universidad Libre de Bruselas ha hecho un gran descubrimiento en el lago Titicaca, en la frontera entre Bolivia y Perú. 

Se trata de dos joyas de fabricación inca –una concha coralina tallada en forma de llama y una lámina de oro dentro de una caja de piedra– confeccionadas específicamente para resistir bajo el agua como ofrendas submarinas, ya que el lago era un lugar de peregrinaje muy importante para los incas.

El descubrimiento, publicado en la revista Antiquity, se ha realizado en el arrecife de K'akaya, cerca de la orilla boliviana del lago Titicaca. 

En otras zonas del lago se han encontrado numerosas ofrendas parecidas –incluso de época preincaica–, pero esta es la primera vez que aparecen en este enclave, por lo que los investigadores tienen la esperanza de realizar más hallazgos similares, especialmente porque las piezas recuperadas presentan un estado de conservación perfecto a pesar de que han estado sumergidas por lo menos durante 500 años: aunque ha habido numerosos descubrimientos submarinos en el lago, a menudo el contenido de las cajas estaba dañado. 

Uno de los autores del estudio, Christophe Delaere, señala la importancia de la arqueología submarina: “el mundo subacuático ha sido muy poco explorado y ofrece infinitas posibilidades de estudio y descubrimientos”.

El origen del mundo
El lago Titicaca era un lugar sagrado para los incas ya que, según su mitología, fue allí donde nació el dios Sol y los ancestros del pueblo inca emergieron de una roca. Por ese motivo era un destino de peregrinación y un sitio ritual, especialmente la Isla del Sol, en la parte sur del lago, donde construyeron más de 80 templos y estructuras. 

Los incas realizaban estas ofrendas en honor a Mama Cocha –la diosa de las aguas y la fertilidad– y las fabricaban para poder resistir sumergidas, a menudo con los propios materiales que se encontraban en el agua, como conchas, piedras y minerales. 

Un monje español del siglo XVII, Alonso Ramos Gavilán, escribió en sus crónicas que el objetivo de las ceremonias era pedir fertilidad para los rebaños y las cosechas –las conchas se asociaban con la lluvia y se tallaban con forma de animales– y a veces iban acompañadas de sangre de animales o niños.

Sin embargo, Johan Reinhard, arqueólogo especializado en lugares sagrados prehispánicos, señala que “los incas realizaban ofrendas en lugares que ya estaban presentes en las creencias de los pueblos locales antes de que ellos llegaran al Lago Titicaca” y que el imperio incaico adoptó estas creencias a medida que se expandía por los Andes. En concreto, la tradición de hacer ofrendas al agua se remonta posiblemente al pueblo tiahuanaco, una cultura que floreció a orillas del Titicaca entre los años 200 a.C. y 1.000 d.C.


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