Este martes, en vísperas de la conferencia de donantes para los refugiados Rohingya, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha destacado la necesidad de un mayor apoyo internacional y de redoblar los esfuerzos a fin de encontrar soluciones para esta población apátrida y desplazada.
ACNUR señala que la comunidad internacional y los países de la región no solo deben mantener su apoyo a los refugiados y a las comunidades que los acogen, sino también adaptarse a las nuevas necesidades críticas y ampliar la búsqueda de soluciones.
El enfoque de la búsqueda de soluciones a esta crisis debe estar en el regreso voluntario, seguro, digno y sostenible de esta minoría y de otras personas desplazadas a sus hogares o al lugar de su elección en Myanmar (Birmania).
La responsabilidad de crear las condiciones propicias para el retorno seguro y sostenible de los Rohingya recae en las autoridades de Myanmar. Este proceso deberá involucrar a toda la sociedad, abrir y mejorar el diálogo entre las autoridades de Myanmar y los refugiados Rohingya y tomar medidas que ayuden a generar confianza, entre ellas: levantar las restricciones a la libertad de movimiento, permitir que los Rohingya desplazados regresen a sus propios pueblos y brindar un camino claro hacia la ciudadanía.
La mayoría de los Rohingya viven al margen de la sociedad y necesitan tener acceso garantizado a la atención médica básica, agua potable, un suministro de alimentos fiable y oportunidades laborales y educativas significativas.
La pandemia del coronavirus, causante de la COVID-19, ha empeorado sus condiciones de vida, dificultado aún más su acceso a los servicios y aumentado el riesgo de violencia sexual y de género. También ha exacerbado los efectos de las enfermedades infecciosas para los Rohingya desplazados que viven en campamentos abarrotados, como en el estado birmano de Rajine (oeste).
El apoyo a los servicios críticos en las comunidades de acogida también es una prioridad, insiste ACNUR.
La respuesta humanitaria en curso se enfrenta a un déficit dramático este año, ya que hasta ahora se ha recibido menos de la mitad de los fondos solicitados, más de mil millones de dólares, para satisfacer las necesidades humanitarias de los refugiados Rohingya en Bangladés.
Más de un millón Rohingya viven en asentamientos en todo el distrito de Cox's Bazar, en Bangladés. La mayoría de ellos, unos 740 000, huyeron de Myanmar durante la crisis de desplazamiento en 2017. Otros países de la región acogen a unos 150 000 refugiados Rohingya. Se estima que 600 000 viven en el estado de Rajine en Myanmar.
Junto con los Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea (UE), ACNUR copatrocina una conferencia virtual de donantes este jueves (22 de octubre) para satisfacer las necesidades humanitarias urgentes de los Rohingya desplazados por la fuerza tanto dentro de Myanmar como fuera del país.
Los fondos recaudados en la conferencia virtual de donantes se destinarán a organizaciones internacionales y no gubernamentales que trabajan para aliviar la crisis sobre el terreno en Myanmar, en toda la región, y para el Plan de Respuesta Conjunta liderado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Bangladés.
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