Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, recordó este jueves a su hijo Alejandro Martín Almeida, de cuyo secuestro y desaparición este jueves se cumplieron 46 años, y en diálogo con Télam Radio aseguró que "es mentira que el tiempo cierra las heridas" pero igualmente dijo "sentirse muy acompañada" en un jornada movilizante, a la que definió como "especial".
"Es impresionante la cantidad de gente que me ha llamado, porque todos los días uno lo recuerda, pero hay días especiales", afirmó la referente de las Madres de Plaza de Mayo y contó que a pesar de los 46 años que pasaron desde la jornada del 17 de junio de 1975, en que secuestraron a su hijo Alejandro, siente el episodio "como si fuera hoy".
Y sobre el paso del tiempo y el dolor de la ausencia, subrayó: "Yo digo, y lo sentimos todas las Madres (de Plaza de Mayo), que aquel que dice que el tiempo cierra las heridas se equivoca. Mentira, mentira, esta herida jamás se va a cerrar", remarcó, tras lo cual mencionó que su hijo había trabajado en la agencia pública de noticias.
"Les agradezco a ustedes mucho porque, imagínense, Alejandro también pasó por Télam, así que gracias porque ustedes, sus compañeros, lo están recordando también", señaló y en ese sentido agregó: "En mi caso, Télam es muy especial".
Alejandro Martín Almeida, detenido-desaparecido, fue secuestrado el 17 de junio de 1975, su detención está descripta en el legajo 1772 del Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado de la Conadep, y al momento del secuestro tenía 20 años y trabajaba en el Instituto Geográfico Militar.
Su legajo como empleado de esa institución fue modificado hace un año a través de una resolución conjunta de la Jefatura de Gabinete y de la Secretaría de Derechos Humanos: a partir de ese acto administrativo se consignó que "la verdadera causal de interrupción de la relación laboral fue la desaparición forzada como consecuencia del accionar del Terrorismo de Estado".
Almeida también había trabajado como cadete en Télam en los años 1972 y 1973, también se dedicó a la actividad gremial, pero sobre todo se volcó a la militancia política; estuvo en el PRT-ERP; en 1975, en el año de su secuestro, realizado por la Triple A, cursaba las primeras materias de la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires y además escribía poesía.
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