La operación antiterrorista en Samarra, capital de la provincia central de Salah al-Din, se produce un día después de que los integrantes del grupo terrorista Daesh perpetraran un ataque contra la sede de una unidad militar en la provincia de Diyala (este), dejando 11 militares iraquíes muertos.
Tras este crimen, el secretario general del Movimiento Hezbolá Al-Nuyaba, el sheij Akram al-Kaabi, enfatizó el viernes la necesidad de limpiar las regiones entre las provincias de Diyala y Salah al-Din, de donde infiltran los terroristas, de los integrantes de Daesh.
Por su parte, el responsable de seguridad del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak (Kataeb Hezbolá), Abu Ali al-Askari, denunció la continuación de los crímenes de Daesh en Irak y llamó a exponer y confrontar a los patrocinadores de esta banda takfirí que a su juicio “se apoya a nivel local, regional e internacional”.
En esta línea, hizo un llamado a los servicios de seguridad, a las Unidades de Movilización Popular (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) y a la Resistencia iraquí a cerrar filas ante el terrorismo.
A pesar de que en diciembre de 2017 el Gobierno iraquí dio por finalizada la guerra contra esta agrupación terrorista, tras recuperar el control de todos los territorios, aún los extremistas de Daesh mantienen escondites en diferentes puntos del país, por lo que el Ejército iraquí, con el apoyo de las fuerzas populares, realiza operaciones a gran escala en diferentes partes de Irak para erradicar a los terroristas.
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