Algo que ha vuelto a ocurrir en relación a la petición de Moscú al Consejo de Seguridad de la ONU para que establezca una comisión que investigue las 'aventuras' biológicas de EEUU en Ucrania, unas 'aventuras' que, según Moscú, están violando la convención que prohíbe el uso de armas biológicas. Además, Rusia solicitó una reunión a la mayor brevedad posible para abordar este tema, difundiendo un documento de unas 300 páginas que recoge las pruebas de actividades violatorias de la Convención sobre Armas Biológicas.
Ante estos pasos de Moscú, Washington mantiene un revelador silencio. Un silencio que contrasta mucho con las declaraciones del pasado mes de marzo de la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, quien acusó a Rusia de “mentir y difundir desinformación”. Una versión que tiene cada vez menos ‘adeptos’. De hecho, hace una semana, Rusia, China, Bielorrusia, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Siria y Zimbabwe exhortaron a la ONU a investigar a EEUU por sus 'aventuras' biológico-militares que implicaron un gasto de más de 200 millones de dólares en 46 biolaboratorios emplazados en suelo ucraniano.
Mientras, los medios hegemónicos se esfuerzan en hacer creer que las denuncias de Rusia son una “teoría conspirativa”, tal y como las califica el diario Clarín, escandalizado ante el hecho de que haya quienes no den crédito a “las desmentidas” de fuentes tan ‘creíbles’, ‘imparciales’ y ‘desinteresadas’ como “los líderes ucranianos” y “funcionarios de la Casa Blanca y del Pentágono”.
En un intento de defender a EEUU, el portal elDiario.es le hace un flaco favor a Washington al recordar que agredió a Irak bajo un pretexto falso. “Una vez que George Bush y Dick Cheney decidieron en 2002 invadir Irak, el camino más recto para justificar la guerra fue denunciar el arsenal prohibido en poder del régimen de Sadam Hussein. Incluía la fabricación de armas químicas y biológicas y un programa de armas nucleares que podía estar cerca de alcanzar su objetivo. Las tres afirmaciones eran falsas. También se sostuvo que la inteligencia iraquí tenía contactos desde años atrás con Al Qaeda. Esa premisa también era falsa”, se lee en el medio, donde se afirma que “las autoridades rusas están aplicando un manual similar”.
El problema del autor del artículo es que, o desconoce, u oculta intencionalmente que Rusia sí tiene pruebas bien documentadas. Y espera ansiosamente a que EEUU y sus cómplices rindan cuentas.
Por Víctor Ternovsky (RT)
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