Distinguibles los sucesos que irrumpieron la habitual dinámica de la peatonal. De una ajetreada actividad comercial en el casco céntrico a un momento único. Como si hubiese detenido el tiempo, la Orquesta Sinfónica Municipal atrapó la atención de las y los transeúntes.
La propuesta fue la siguiente: compartir emblemas sonoros argentinos, escoger un abanderado y dos escoltas, cerrar el encuentro con las estrofas más representativas. “Oíd ¡mortales! el grito sagrado: ¡Libertad, libertad, libertad!”, cantó el público al unísono.
De los ojos de María brotaban lágrimas. “Me mató”, fue la metáfora que escogió para describir su sentir, con una mano en el pecho. Oriunda de Berazategui, llegaba a Florencio Varela para comprar unas zapatillas. “Hermosísimo. Pensaba en mis nietos que nunca escucharon una banda como esta”, expresó.
Miguel Ángel Artiz portó el pabellón nacional, Miguel Fernández y Ezequiel García lo acompañaron. El último muchacho mencionado, de 17 años, llegó con sus compañeros, les dejó la mochila. “Salíamos del colegio `Silvio Dessy´. Estuvo bueno participar porque tuvo que ver con nuestra patria. Muy lindo”, narró sobre un hecho que lo dejó reflexivo. “Por algo me pasó”, cerró.
El secretario de Cultura, Deportes y Recreación -Mauricio Rodríguez- habló de “un agasajo a los vecinos y las vecinas mediante el homenaje a un acontecimiento importante para nuestra identidad”.
“Mucha emoción en las y los espectadores, fueron tomados por sorpresa”, sumó el funcionario sobre el show del grupo local que “nos dio felicidad, disfrute y que programamos replicar el viernes en la iglesia San Juan Bautista”.
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