Es que probablemente desde el gigante bancario hayan comprendido definitivamente que el proyecto de instalar un gobierno derechista derechista y dependiente por el camino de las urnas definitivamente no cierra en Argentina, y mucho menos con un candidato de la capacidad de Mauricio Macri.
El lunes negro del macrismo terminó con un dólar a $56 pesos y un riesgo país que se disparó el 68% hasta ubicarse en los 1.467 puntos, una marca que hacía más de una década que no tenía la Argentina.
El índice, elaborado por el poderoso JP Morgan, fue en parte la resultante de otra detonación: la de los bonos contra default, que subieron el 70%.
"El lunes, ante el resultado adverso al Gobierno en las PASO, hemos tenido un día muy malo. Hoy estamos más pobres, el resultado de las PASO nos pegó muy fuerte y el dólar subió con todas sus consecuencias", afirmó el Presidente en una conferencia de prensa asombrosa en la que, además, culpó a la mitad del país que votó al Frente de Todos.
"Tenemos que hacernos cargo, y lo vamos a hacer, pero el mayor problema que tenemos es la alternativa kirchnerista, que no tiene credibilidad en el mundo, no tiene la confianza necesaria para que la gente quiera venir a invertir a la Argentina. Debería hacer una autocrítica el kirchnersimo y construir esa credibilidad", disparó luego de asegurar que el viernes los capitales de todo el mundo le habían dicho que querían invertir y comprar empresas argentinas, pero que como ganó el kirchnerismo habían cambiado de idea.
Luego de esta desafortunada conferencia de prensa donde se manifestó como un boxeador noqueado, los mercados de capitales decidieron soltarle la mano y acelerar el fin de un gobierno que comenzó a terminar el primer día de mandato.
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