Irak ha vivido este lunes un día de ira por la ofensiva norteamericana contra posiciones de las Fuerzas de Movilización Popular, que han tenido un rol significativo en derrotar al grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
La furia se ha hecho notable en las calles, donde los ciudadanos han condenado que la soberanía de su país haya sido violada por Washington, otra vez. El ataque fue contra cinco bases de las fuerzas populares de Irak y mató e hirió a decenas de uniformados.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos (el Pentágono) ha asegurado que es en represalia a un ataque con cohetes de la semana pasada que mató a un contratista militar estadounidense (subterfugio para nombrar a un mercenario) en una instalación castrense cerca de Kirkuk, en el norte de Irak.
Sin embargo, desde las Fuerzas de Movilización Popular han anunciado que las brigadas atacadas por Estados Unidos no tienen actividad militar en Kirkuk y que el objetivo de la ofensiva de Washington es otra cosa.
El Gobierno de Irak ha prometido revisar las cooperaciones militares con la llamada coalición anti-Daesh liderada por Estados Unidos y ha asegurado que la violación de la soberanía del país no se tolerará.
Por su parte, el alto clérigo chií, el gran ayatolá Seyed Ali Sistani, condenó la interferencia y las agresiones norteamericanas en Irak.
en el mismo orden, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán enfatizó que este ataque puso de manifiesto una vez más que Estados Unidos es la causa principal de la inseguridad y el caos en la región.
Destacó que una respuesta y venganza a este crimen se considera el derecho natural del pueblo iraquí y las fuerzas de defensa de este país.
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