Pareciera ser que torturar, violar y desaparecer es menos grave que, por ejemplo, robar un vehículo, traficar drogas o ser acusado de corrupción por motivos políticos.
El hecho lo demuestra el caso del genocida Eduardo Emilio Kalinec (foto), condenado a perpetua en la causa ABO (Atlético-Banco-Olimpo), quien recibió el beneficio de las salidas transitorias “para afianzar y mejorar los lazos familiares y sociales”.
El beneficio del atroz genocida fue otorgado por el juez Enrique Méndez Signori y miembros de la misma familia del genocida repudió la medida.
La decisión de Méndez Signori establece que Kalinec podrá tener dos salidas de hasta doce horas y una de hasta 24 horas por bimestre, más cinco horas de tiempo de viaje.
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