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Israel torturó a cien presos palestinos y los dejó a la intemperie

(14/04/19 - Genocidio Palestino)-.Carceleros israelíes torturaron a un centenar de presos políticos palestinos el pasado 24 de marzo golpeándolos y dejándolos heridos y a la intemperie durante día y medio.

Claramente hay que señalar que los presos por protestar por la ocupación de una nación por otra son siempre presos políticos y ese es el caso de los palestinos encerrados en las  cárceles del régimen segregacionista israelí.

“Rompieron piernas, brazos, narices, mentones, costillas… Masada (nombre de un guardián) disparaba (una pistola eléctrica) y Yamar, Yamam y Keter (otros carceleros) daban los golpes”, recuerda Muhamad Salaima, entonces preso en la cárcel israelí de Ketziot, en un encuentro con un investigador de la oenegé pro derechos humanos B’Tselem citado este jueves por el diario Haaretz de Tel Aviv (oeste de Palestina ocupada).

El salvaje ataque fue desencadenado por una serie de medidas de represión de los responsables de la cárcel, que estuvieron moviendo a los presos en grupos de un lado a otro de la prisión —una técnica usada para romper vínculos y desmoralizar a los prisioneros— y los privaron del uso de comunicaciones con emisores de interferencias que los hicieron temer por su salud a largo plazo.

Los malos tratos hicieron perder los nervios a uno de los reclusos, que apuñaló a dos guardias, a lo que los carceleros respondieron con brutal represión, dando calambrazos y apaleando a todos los presos —insiste Salaima— durante 3 o 4 horas, lanzando contra ellos a una jauría de 15 a 20 perros y dejándolos finalmente, 45 de ellos heridos, tirados en el patio y atados de pies y manos durante 36 horas.

El número de disparos de pistola eléctrica ascendió a 340 y los prisioneros quedaron sin atención en estado deplorable, sin comer, sin beber, tirados en el suelo sin poder moverse por las ligaduras y sin nada para protegerse del frío de marzo (en una noche lluviosa) en la prisión de Ketziot, situada en el desierto del Néguev (suroeste de Palestina ocupada).

Rompieron piernas, brazos, narices, mentones, costillas… Masada (un guardián) disparaba (una pistola eléctrica) y Yamar, Yamam y Keter (otros carceleros) daban los golpes”, recuerda el preso palestino Muhamad Salaima de la noche de palizas a 100 prisioneros en la prisión israelí de Ketziot, en el desierto del Néguev (suroeste de Palestina ocupada).

Por la mañana, los guardianes cambiaron las ataduras de plástico con las que habían maniatado a los presos con esposas de metal, y los encadenaron por parejas durante el resto del tiempo que los mantuvieron en el patio. Ocho de ellos debieron ser trasladados a un hospital en helicóptero.

De la brutal represión apenas salieron detalles al exterior, pese a lo cual el incidente desató movimientos de solidaridad incluso más allá de Palestina, en el vecino El Líbano, en cuya capital, Beirut, el Centro de Rehabilitación de Jiam para Víctimas de la Tortura y el Comité de Detenidos y Expresos organizaron una sentada de solidaridad con la insurrección.

El pasado 1 de abril, la Comisión de Prisioneros Palestinos denunció los malos tratos y torturas que sufren los presos palestinos en las cárceles y centros de detención del régimen de ocupación israelí, en particular la inmensa mayoría de los miles de menores que son detenidos cada año por los ocupantes.

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